United States or Mozambique ? Vote for the TOP Country of the Week !


Unos versos italianos, escritos con mano trémula y en torcidas líneas, llamaban la atención de Rafael. Los entendía a medias, pero Leonora nunca le permitía acabar la lectura. Era un lamento amoroso, desesperado; un grito de pasión rabiosa, condenada a la soledad, revolviéndose en el aislamiento como una fiera en su jaula. Luigi Maquia.

Ambos son agradabilísimos por su semejanza y desemejanza, su inocencia, su fraternidad. ¡Oh! ¡quién podrá revelarme el misterio del alma infantil y encantadora que fabricó ese juguete de hadas! Vésela circular aún esa alma libre y cautiva á la vez, mas con cautiverio amoroso, y que sueña con la libertad sin quererla por entero.

La canción de Vilinch era un diálogo amoroso entre el propietario de un caserío y la hija del arrendador, a quien trata de conquistar.

Lea, con gran furia de desinterés amoroso protestó, lloró y se empeñó en rehusar, pero el funcionario que había visto la posibilidad de cobrar, no hizo caso de las exclamaciones de la deudora y, por primera vez, Lea me costó el dinero.

Señora, no hay artificio en lo que digo. Señora, la verdad, no había pensado... Un ardid amoroso... en efecto, no es ningún crimen. Pero ha de saber usted que he destinado a mi hija al celibato. Ella no quiere casarse... Además, aunque de mis repetidos informes resulta que no es usted mala persona, no basta... porque, veamos, ¿quién es usted?... ¿de dónde ha salido usted?

De pronto, un sonido metálico, de mística vibración, suave como la voz de una mujer, cortó el aire, envolviendo los ruidos de la calle. Era para Ojeda la más amada de todas las visitas invisibles que venían a buscarles en su encierro amoroso. La campana de don Miguel murmuró tristemente una boca junto a su cuello.

¿Aquí es donde vive usted, querido tiburón?... Déjeme que lo vea todo, que lo registre todo. Me interesa lo suyo: no dirá ahora que no le quiero. ¡Qué orgullo para el capitán Ferragut! Las señoras vienen á buscarle en su buque... Interrumpió su parloteo irónico y amoroso para defenderse suavemente del marino.

Aún no habría salido a aquellas horas su carta de Tenerife, y ya estaba lo mismo que Sigfrido, olvidado de Brunilda, humillándose amoroso a los pies de una Gotunda que se burlaba de él. Y esto lo había hecho por voluntad espontánea, sin necesitar filtros de olvido. Cerraba los puños amenazándose a mismo; pero un sentimiento de tristeza y desaliento sucedía a esta indignación.

Estaba en el otoño, ya muy entrado, de su azarosa vida, y comprendía que aquel hombre era una ganga. Entregáronse, pues, al mayor desenfreno amoroso: ella por cálculo y él por torpe apasionamiento.

Pero, por parecerme que alguno no puede perseverar en el intento amoroso luengo tiempo, si no es sustentado de alguna esperanza, quiero atribuirme a la culpa de tu impertinencia, pues, sin duda, algún descuido mío ha sustentado tanto tiempo tu cuidado; y así, quiero castigarme y darme la pena que tu culpa merece.