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Actualizado: 26 de junio de 2025
Así nos comunicamos y entendimos, hace ya sobre poco más o menos veintidós siglos, con el príncipe Sidarta, entrando en el hermoso palacio de Kapilavastu, donde su padre Sudhodan, rey de los sakias, le tenían encerrado. Con nuestras amonestaciones y consejos fomentamos su vocación e ilustramos su nobilísimo espíritu.
Sí, bien merecía aquel hijo de las entrañas que se le arrancasen aquellas espinas del alma. ¡Había sido tan buen hijo! ¡Había sido tan hábil para conservar y engrandecer el prestigio que le disputaban!». Desde que doña Paula vio que «no estallaba un escándalo», que don Fermín mostraba discreción y cautela incomparables en sus extrañas relaciones con la Regenta, se lo perdonó todo y dejó de molestarle con sus amonestaciones.
Había de suceder que ni los consejos de Agustín ni las advertencias de Oliverio prevalecieran contra una tendencia irresistible, arrastradora, demasiado poderosa para ser cohibida por razonamientos ni amonestaciones.
«¡Qué tropa, Dios! exclamó la zancuda con indignación de celador de ornato público, que no causó efecto . Cuidado donde se van a poner... ¡Fuera, fuera!... y tú, pitoja, recoge a tu hermanillo, que le vamos a espachurrar». Estas amonestaciones de una autoridad tan celosa fueron oídas con el más insolente desdén.
Villalegre no era el único teatro de sus proezas, sino que, a pesar de las amonestaciones y reprensiones de su padre, a menudo muy duras, se solía ir de parranda al campo o algunos lugares cercanos, y en dos o tres días no aparecía por su casa. Don Paco no tenía, pues, rivales.
Varias veces he conseguido de ella con mis cariñosas amonestaciones más que su madre con el rigor y toda la Iglesia católica con sus santidades... Volverá, volverá con nosotros... ¡Qué peligroso paso!... ¡Ella y yo fuera de casa!... Corramos, corramos. La casa de ese hombre está en el fin del mundo. Lord Gray abandonará su presa. Ya pronto llegamos. Lord Gray tendrá el castigo que merece.
En cuanto esto llegó á su noticia, mandó se lo trajesen en una caja bien dispuesta y embetunada, porque no queria vivir lejos de él. En vano eran las amonestaciones del cardenal Cisneros; inútiles tambien las de las damas y principales personajes, advirtiéndole la necesidad de ocuparse de los negocios del reino.
En tan largo período, los mudéjares cordobeses, privados de culto público, sin mezquitas, sin escuelas, sin academias, irian gradualmente olvidando la ley y la tradicion, se entibiaria su celo, muchos cederian á las amonestaciones y á la intimidacion y se harian cristianos, otros se convertirian al judaismo; otros finalmente acabarian por vivir sin religion alguna.
Lleno de un provechoso temor de Dios, y con la debida desconfianza de mi flaqueza, no olvidaré los consejos y prudentes amonestaciones de usted, rezando con fervor mis oraciones y meditando en las cosas divinas para aborrecer las mundanas en lo que tienen de aborrecibles; pero aseguro a Vd. que hasta ahora, por más que ahondo en mi conciencia y registro con suspicacia sus más escondidos senos, nada descubro que me haga temer lo que Vd. teme.
No te hablo á tí, Versalles de otros siglos, eden donde han llorado tantos ojos: no te hablo á tí, gran fantasma de mármol, en que yo leo con ojos inflamados lamentos y amonestaciones de la historia. Hablo á tres hombres que crearon á Versalles, sacrificando para ello á la Francia, y que son superiores á otros hombres que sacrificaron la Francia y que no crearon á Versalles.
Palabra del Dia
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