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Actualizado: 2 de junio de 2025
La experiencia nos enseña de continuo que siempre que entendemos, se agitan en nuestra imaginacion formas sensibles relativas al objeto que nos ocupa. Ya son las imágenes de la figura y color del objeto, si este los tiene; ya son las imágenes de aquellos con que se le puede comparar; ya son las palabras con que se expresa en la lengua que habitualmente hablamos.
Existe algo; cuando menos nosotros, cuando menos esta percepcion que en este acto sentimos, cuando menos la apariencia de esta percepcion. Prescindo ahora de todas las cuestiones que se agitan entre los dogmáticos y los escépticos; solo pongo un dato que nadie me puede negar, siquiera se lleve el escepticismo hasta la última exageración.
»¡Bien hayan tus campiñas y tus bosques! ¡Allí, con la conciencia del hombre honrado, verás, verás, Silvestre amigo, cuánto placer encuentro! ... sobre todo, cuando piense en el infierno de pasiones que aquí se agitan incesantemente, y cuando, mientras considere que en el mundo «... se están los hombres abrasando en sed insacible del no durable mando, tendido yo á la sombra esté cantado».
Ese sueño que parece alimentado por las alas de un ángel invisible, que se agitan en el misterio de la noche, ese sueño no se duerme sino en una edad. La expresión de un niño dormido atrae irresistiblemente. ¿Qué sueña esa alma inocente? ¿Qué idea, qué pensamiento agita ese cerebro?... ¿Por qué late suave, pausadamente, sin agitaciones ese tierno corazón de ángel?
Como todo llega, amaneció el día 1.° de Julio, y aquí te quiero escopeta. Todas las caras están más rientes que la misma aurora que las alumbra; todos los labios se agitan, y todas las manos se mueven. A las ocho en punto se encuentra el héroe de la fiesta de tiros largos, que juro á mis lectores que si por tiros entendemos faldones, la frase está perfectamente aplicada.
Si ríe, es de dientes afuera; su interior es siempre lóbrego, con una obscuridad de caverna, en la que se agitan las pasiones como fieras encerradas que buscan la salida. Sí, dice usted bien; España es triste contestó Luna . Ya no va vestida de negro, con el rosario en la empuñadura de la espada, como en otros siglos, pero por dentro sigue de luto y su alma es lóbrega y fiera.
En cuanto a Defensor de la Independencia Americana, título que él se ha arrogado, los hombres ilustrados de América empiezan hoy a disputárselo, y acaso los hechos vengan tristemente a mostrar que sólo Rosas podía echar a la Europa sobre la América y forzarla a intervenir en las cuestiones que de este lado del Atlántico se agitan.
A su alrededor, olvidadas por los vientos que no las agitan jamás resignadas bajo los cielos, reposan las aguas melancólicas.
Todo el mundo se estrecha, se codea, se pone en prensa y estrangula, resultando de la confusion y los apuros los mas curiosos contrastes en los mil grupos que se agitan entre aquellos desfiladeros.
Y un tumulto de ideas, mejor dicho, de imaginaciones porque, propiamente ideas sobre el mundo, no tiene aun la señorita asaltan su mente en ligero torbellino, se agitan, bullen, vuelan y revuelan como mariposas en torno del foco luminoso. ¿Cómo será el mundo? He ahí la preocupación de la señorita. Pero esta preocupación está exenta de tristeza, de gravedad, de pesimismo.
Palabra del Dia
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