United States or Australia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Contaremos brevemente el peregrino caso advirtiendo que esto quizás parecerá en extremo pueril á algunos, pero á los que tal crean, les recordaremos que nada es tan ocasionado á puerilidades como un íntimo y puro dolor, de esos en que no existe mezcla alguna de intereses de la tierra, ni el desconsuelo secundario del egoísmo no satisfecho.

Cuando la señora de Aymaret los encontraba allí, observaba que él guardaba siempre, ante Beatriz la misma reservada actitud, pero veía que palidecían cuando se daban la mano, advirtiendo que comenzaba a surgir en sus pechos el huracán de la pasión; la vizcondesa se decía que si tal estado de cosas se prolongaba era suficiente la más leve combinación de la suerte, el incidente de por más trivial para desencadenar las olas de amor tanto tiempo acumuladas, agitadas y comprimidas en aquellos dos corazones.

Se ha visto algunas veces que despues de tal ó cual posicion de las nubes, de tal ó cual viento, de tal ó cual direccion de la niebla de la mañana, llovia, ó tronaba, ó acontecian otras mudanzas de tiempo; se habrá notado que en el terreno de este ó aquel aspecto se encontró algunas veces agua, que en pos de estas ó aquellas vetas se descubrió el precioso mineral; y se ha inferido desde luego que habia una relacion entre los dos fenómenos, y se ha tomado el uno como señal del otro; no advirtiendo que era dable una coincidencia enteramente casual, y sin que ellos tuviesen entre si relacion de ninguna clase.

Tuvose por acertado el parecer de Rocafort, que cuando el vulgo se inclina á dar crédito á uno, en todo le sigue, sin hacer diferencia de los buenos, ó malos consejos porque más se gobierna con la voluntad que con la razon. Luego nombraron cincuenta personas, para que juntamente con Rocafort, lo tratasen, no advirtiendo con cuanta mayor facilidad se pueden cohechar los pocos que los muchos.

Ella le miró también alguna vez a hurtadillas, advirtiendo que el muchacho, no sólo no tenía mala figura, sino que era lo que se llama un hombre guapo. Su fisonomía acusaba inteligencia, sus ojos lealtad; es decir, reunía los dos rasgos principales de la hermosura masculina.

Y que el de casarse los enamorados era el fin de más excelencia, advirtiendo que el mayor contrario que el amor tiene es la hambre y la continua necesidad, porque el amor es todo alegría, regocijo y contento, y más cuando el amante está en posesión de la cosa amada, contra quien son enemigos opuestos y declarados la necesidad y la pobreza; y que todo esto decía con intención de que se dejase el señor Basilio de ejercitar las habilidades que sabe, que, aunque le daban fama, no le daban dineros, y que atendiese a granjear hacienda por medios lícitos e industriosos, que nunca faltan a los prudentes y aplicados.

Arrancaron con esto y fuéronse; quedé solo, llevéme el cofín a casa, conté la burla, y no quisieron creer que había sucedido así, aunque lo celebraron mucho. Por lo cual, los convidé para otra noche a verme correr cajas. Vinieron, y advirtiendo ellos que estaban las cajas dentro la tienda y que no las podía tomar con la mano, tuviéronlo por imposible, y más por estar el confitero, por lo que sucedió al otro de las pasas, alerta. Vine, pues, y metiendo doce pasos atrás de la tienda mano a la espada, que era un estoque recio, partí corriendo, y en llegando a la tienda, dije: «¡Muera!». Y tiré una estocada por delante del confitero.

El que quisiere saber más por extenso lo que en esta dilatada provincia han trabajado gloriosamente los PP. de la Compañía de Jesús y padecido por la conversión de los gentiles, podrá leer la Historia que de esta provincia escribió el P. Nicolás del Techo; advirtiendo que al tiempo, y cuando escribió dicha Historia, sólo se habían fundado veinte y cuatro Reducciones de indios á las riberas de los ríos Paranná y Uruguay, que componen el caudaloso y celebrado río de La Plata.

Sin embargo, éste era el único con quien se humanizaba a ratos. Echando la vista en torno y advirtiendo el lujo que allí reinaba, pronto se convenció Miguel de que los tertulianos todos, sin exceptuar a su tío, apetecían la mano un poco rugosa ya de la intendenta.

Al establecimiento de la primera misión nos encontramos con una población que hacen subir á 100.000 almas; hoy, según los últimos datos estadísticos que tenemos á la vista tanto civiles como eclesiásticos, dan el siguiente resultado: Islas habitadas, Guajan, la cual tiene 5.914 almas; Rota, con 352, y Saipan, con 872; advirtiendo, que los habitantes de Rota están haciendo gestiones para trasladarse á Guajan, y los de Saipan en su mayoría son carolinos que los azares de sus guerras y la penuria y miseria los han arrojado de sus islas.