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Actualizado: 17 de junio de 2025
Fué interrumpido aquí el ilustre Gerif por el alcalde del Ayuntamiento viejo por mil excusas y cortesías, las que subieron de punto así que vió a María ser como el astro que presidía aquel sarao. Bien habéis hecho añadió a Gerif en corregir de tal modo al alguacil por su demasía, siendo mi venida por curiosidad y festejo, y de modo alguno por enmienda ni admonición.
Soy el bardo rebelde que en sí encierra Un corazón ingente y bondadoso; Y mi verbo es de admonición y guerra Que aplasta al necio vil, ruin y coloso. No me espanta la voz del sordo trueno. Yo no conozco el miedo ni el fracaso, Mi alma es un sol de resplandores lleno... Sobre la ignata muchedumbre paso. ¡Oh, musa, ven a mi!
El indio enfermo no vió á los demonios, sino sólo una sombra espantosa de donde salía tan perversa admonición.
El italiano repelió con altivo ademán esta admonición, juzgándola tardía, y dijo solemnemente, como si le enorgulleciesen sus propias palabras: Me bato á muerte con el capitán Canterac, y vengo á buscarle para que usted y Moreno sean mis padrinos. Prorrumpió Robledo en exclamaciones de escándalo, al mismo tiempo que levantaba las manos para hacer más patente su protesta.
Del lento y triste sonido cada toque, cada nota en el vago viento flota como doliente gemido, y de la noche en la calma el melancólico són, siente estremecida el alma cual solemne admonición. ¡Se desprenden esos dobles lúgubres y funerarios de los altos campanarios en fúnebre vibración; en esos dobles alienta algún espíritu irónico que a cada nota que zumba, con agrio gesto sardónico rueda implacable y derrumba y oprime con todo el peso de la piedra de una tumba el humano corazón! ¡Quienes tañen las campanas de los toques funerales no son pobres campaneros, no son sencillos mortales, son espectros sepulcrales! ¡Y es el Rey de los espectros quien toca con más tesón!
El señor Durand fue interrumpido bruscamente en sus cuidados espirituales y temporales por Grano de Sal, que cayó como una bomba en medio de siete agonizantes y de once muertos. ¿Vienes a estorbarme en mi trabajo, perro? dijo el doctor. Y el grumete recibió con esta admonición una bofetada que hubiera abrumado a un rinoceronte.
Palabra del Dia
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