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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Grandes eran el fastidio y la molestia que experimentaban el octogenario empleado y los pesadores y aforadores, cuyo sueño se veía perturbado implacablemente por la acompasada y constante resonancia de mis pasos, de ida y vuelta en mi continuo andar. Mis subordinados, recordando sus antiguas ocupaciones, acostumbraban decir que el Inspector se estaba paseando en la toldilla del buque.
Vestía la primavera de verdor y hermosura cuanto tocaba, y convidados por la amable estación, los cuatro socios acostumbraban aprovechar las tardes de los días festivos, solazándose en los huertos que abundan en la vega marinedina, dominada por el camino real.
Regresó al pueblo ya entrada la noche: al pasar por la huerta notó que unos pájaros que acostumbraban dormir allí formaban diabólica algazara con sus cantos disparatados y su inquieto aleteo. Apresuró el paso para no oír aquello y entró en su casa. Su madre y su abuelo estaban muy pensativos y melancólicos; ni les habló ni le hablaron.
Para aplacar esas manifestaciones de descontento, en lo posible, acostumbraban los poetas en las loas solicitar la indulgencia, el silencio, etc., del público; así se comprenden las siguientes palabras, que leemos en un entremés de Luis Benavente : LORENZO. ¡Piedad, ingeniosos bancos! CINTOR. ¡Perdón, nobles aposentos! LINARES. ¡Favor, belicosas gradas! BERNARDO. ¡Quietud, desvanes tremendos!
Sí; sir Carlos, que, como probablemente usted lo sabe, posee una gran colección de armas antiguas, me ha dicho que en la Florencia medioeval acostumbraban impregnar la gordura animal con algún veneno muy poderoso y luego frotaban con esa mezcla la hoja perforada.
Tenían, además, la ventaja de satisfacer curiosidades sobre el estado civil de las mujeres, pues las solteras acostumbraban ponerse las flores al lado izquierdo de la cabeza y las casadas al derecho.
No era De Pas de los que solían quedarse al tertulín, como llamaban a la sabrosa plática de la sacristía después del coro. Si hacía bueno, los del tertulín acostumbraban salir juntos a paseo por una carretera o ir al Espolón. Si llovía o amenazaba, prolongaban el palique hasta que el Palomo hacía un discreto ruido con las llaves de la catedral y cada canónigo se iba a su casa.
Estos cigarrillos, compuestos de hierbas aromáticas y de plantas calmantes en infusión con una disolución de yodo, haciendo llegar el medicamento hasta los pulmones, acostumbraban a los órganos más delicados a la presencia de un cuerpo extraño y preparaban al enfermo para aspirar el yodo puro a través de los tubos del aparato.
Acostumbraban éstos aprovecharse de su amabilidad cuanto podían; recreábanse en su casa, gozaban de la compañía y conversación de las jóvenes más bellas de Lancia, concertaban algunos su matrimonio, y luego que lo realizaban, o porque sus negocios o su edad les impedían asistir a la tertulia, si te vi, no me acuerdo; apenas las saludaban en la calle.
Doña Angustias continuó en su cacareo hasta que vió cumplida la terrible orden; y á la hora en que acostumbraban á recogerse, Clara fué llevada al presidio, que era un desván obscuro, fétido y pavoroso.
Palabra del Dia
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