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Es muy probable que seres mucho más sencillos precedieron y prepararon aquéllos, mas su muelle consistencia no ha dejado ningún vestigio. ¿Cómo habrían podido resistir la acción de los tiempos tan débiles seres, cuando las más duras conchas son trituradas ó disueltas? En el mar del Sur se han visto peces de acerados dientes ramoneando el coral, lo mismo que un carnero ramonea la hierba.

Y emprendió de nuevo su camino que se acercaba cada vez más a la orilla del mar, para bajar por una rampa suave a Peñascosa. La luz desaparecía por momentos. El frío aumentaba. El océano en calma había perdido su bello color azul, cambiándolo por otro gris con reflejos acerados.

Esta le hacía temblar con sus acerados juicios, y ya no era fácil que el habilidoso caballero triunfara de aquella alma tierna, cuya dialéctica solía debilitarse con la fuerza del cariño.

El Magistral volvía el catalejo al Noroeste, allí estaba la Colonia, la Vetusta novísima, tirada a cordel, deslumbrante de colores vivos con reflejos acerados; parecía un pájaro de los bosques de América, o una india brava adornada con plumas y cintas de tonos discordantes. Igualdad geométrica, desigualdad, anarquía cromáticas.

Méndez Núñez, Malcampo, Barcáiztegui, Apodaca, Madrazo, Ramos Izquierdo y otros bravos marinos que dieran á la patria días de gloria, son los encargados de mandar estas débiles embarcaciones, cuyos acerados cascos, dirigidos por manos expertas, dieran el golpe de gracia á la fiera chusma que durante tres siglos nos disputara el dominio de las Filipinas.

En aquellos amenos parajes, delante de la jaula del león africano, o del tigre de Bengala, o del tití de las Indias, es donde el regocijado ingenio de nuestros quintos derrama los tesoros de su gracia; allí donde se escuchan las frases espirituales, los dichos agudos; allí donde revientan los epigramas acerados, los discretos razonamientos.

A tal potencia media de caza añadid unos dientes admirables, acerados, á veces en forma de sierra, multiplicados en algunos de ellos en varias hileras, al extremo de solar la boca, el paladar y la garganta, y hasta la lengua está armada con ellos. Esos dientes, delicados y frágiles, tienen otros detrás dispuestos á reemplazarlos si llegan á romperse.

En ciertos momentos, el Ferrer, para demostrar su vigor, con el busto echado atrás y las manos en la espalda, saltaba a considerable altura, como si el suelo fuese elástico y sus piernas acerados resortes. Estos saltos hacían pensar a Jaime, con una sensación de repugnancia, en carcelarias evasiones o en canallescos duelos a cuchillo. Pasaba el tiempo y aquel hombre parecía no fatigarse.

Así viven los personajes de BRET HARTE en esa sociedad caótica, mitad aventureros y mitad hombres de bien, bandidos y mineros, varones de voluntad indomable, duros, ásperos, acerados, dispuestos a cualquier cosa en cualquier momento, y hasta a acciones generosas y nobles también, en caso de presentárseles la ocasión.