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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Un día quiso sorprender a la Academia Francesa, en la cual entró en 1774, leyendo unos versos de carácter virgiliano. El buen abate deseaba mantener el secreto de esta lectura hasta el momento de realizarla; pero le costaba mucho contenerse.
Libro de cosas notables que han sucedido en la ciudad de Córdoba, M. S. de la Real Academia de la Historia, caso 44, fol. 103. El nombre romano de Egabrum que llevó, parece derivarse del griego Aigagros, que se interpreta Cabra montés ó silvestre. Tiene en su clave el arco principal esta inscripcion: DIEGO DE BERNUÍ, REGIDOR DE BURGOS, POBLÓ Á BENAMEXÍ, Y EDIFICÓ ESTA PUENTE Á SU COSTA, A
Porque... porque si el procurador llega á saber que está usted aquí no lo hará sin que antes usted le envié un regalo y algunas misas. Cierto era lo que había dicho el P. Irene: la cuestion de la Academia de castellano, tanto tiempo ha presentada, se encaminaba á una solucion.
Mucho afirmó Miguel gravemente, lanzando al aire una bocanada de humo. ¿Y cuánto tiempo hace que es V. militar, Sr. Utrilla? En la academia respondió el cadete después de vacilar un poco y toser no llevo más que seis meses... pero me he estado preparando antes dos años con un comandante del cuerpo... y en realidad, desde que uno entra en la academia preparatoria, ya se le considera como militar.
Véase la lámina Córdoba desde el castillo de la Carraola. De aquí vino el llamarse despues Campo de la verdad aquel gran llano que está al otro lado del rio al mediodia de la ciudad. Historia de Córdoba, M. S. citado de la Real Academia de la Historia, H. 12, tomo II, pág. 343 y siguientes.
Estos versos son naturales, sencillos, y se recomiendan por cierta delicada ternura y profundidad verdadera de afecto, poco comunes en los poetas peninsulares de aquella edad. En suma: el libro del Sr. García Pérez es digno por todos estilos del buen informe que la. Real Academia Española dió sobre él y en cuya virtud el Gobierno le ha hecho imprimir á sus expensas.
La opinión es la conciencia de los hombres políticos. Acaso esta conducta le sea favorable para el porvenir, porque las circunstancias han de cambiar necesariamente. Hay en este momento una plaza vacante en la Academia Francesa: muchos académicos, entre otros M. de Lainé y M. Royer Collard, han escrito a mi hijo para que se presente candidato, en la seguridad, dicen, de ser esta vez admitido.
Había viajado por todas las cañerías y sótanos de la corte, y anidado en todos los archivos y bibliotecas: sólo en la Real Academia Española se comió en menos de una semana tres manuscritos inéditos que había depositado allí cierto autor ilustre.
»Item, porque a nuestra noticia ha venido que hay un linaje de poetas y poetisas hacia palaciegos, que hacen más estrecha vida que los monjes del Paular , porque con ocho o diez vocablos solamente, que son crédito, descrédito, recato, desperdicio, ferrión, desmán, atento, valido, desvalido, baja fortuna, estar falso, explayarse, quieren expresar todos sus conceptos y dejar a Dios solamente que los entienda, mandamos que les den otros cincuenta vocablos más de ayuda de costa, del tesoro de la Academia, para valerse dellos, con tal que, si no lo hicieren, caigan en pena de menguados y de no ser entendidos, como si hablaran en vascuence.
Y, sin embargo, ningún pueblo los ha poseído en el mismo grado ni ha sido más variado en la creación de sus tipos; lo que le ha faltado es la libertad literaria que se le disputa, desde que posee una literatura, en nombre de Aristóteles, en nombre de la Sorbona, en nombre de la Universidad, en nombre de la Academia, y que, en los días de emancipación universal a que hemos llegado, se le negará probablemente en nombre de la universidad.
Palabra del Dia
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