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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Pero al cabo el encono pasa, sobre todo considerando que desde que se ha establecido allí el zapatero, a lo menos está el portal limpio. Una vez admitido, se agarra a la casa como una alga a las rocas; es tan inherente a ella como un balcón a una puerta; pero se parece a la hiedra y a la mujer; abraza para destruir. Es la víbora abrigada en el pecho: es el ratón dentro del queso.
No hay nada, y sabes cuándo va... No me sofoques, Marianela, no me sofoques!... Y tú ¿cuándo vas? El martes. ¿Y él lo sabe? Sí... ¡Y dices que no hay nada!... ¡Vete, Marianela, vete; te echo, te echo!... Margarita me abraza y me besa en medio de un alborozo en que palpita a brincos su joven corazón. ¿Vendrás, Marianela? Mira que me haces mucha falta... Iré.
Los señores de Argicourt entran a su vez seguidos de Eva, que abraza valientemente a la tía Liette. Señorita dice la joven castellana, mientras su marido estrecha una vez más la mano de Carlos, tendríamos mucho gusto en ver a ustedes en Argicourt antes de que se vaya el capitán. Estaremos en toda intimidad; una comida de familia.
Un niño de jaspe veteado oscuro sentado de un lado con un delfín que le abraza el cuello de media vara de alto sobre su pedestal, delgado de dos pulgadas. Una cabeza de marmol colosal de dos cuartas y media de alto. Otro niño de marmol en acto de dormir de cuarta y media de largo.
Mas creo, pues no has querido Olvidarme en este estrecho, Que has visto sano mi pecho, Aunque tan roto el vestido. Desde agora claro entiendo Que el poder que en tí se encierra, Abraza el cielo y la tierra, Y mas que no comprehendo.
Me acostaré, en fin, con el más alto magistrado del Estado, si éste tiene tiempo y deseos de hacerlo. Cuando una mujer abraza una carrera, conviene que abrace también a todos los que pueden facilitarle el acceso a la misma. Esto no me impedirá que entre en la Comedia Francesa, si se me antoja. ¡Por el contrario...! ¡Me ayudará a conseguirlo...!
Los escrúpulos y preocupaciones de una educación recibida en una república del Pacífico la hacen protestar de los escándalos de esta muchacha, que nada tiene suyo, que física y moralmente pertenece al padre, y que mira con cierta superioridad, cual si fuese una nodriza o una criada vieja, a la mulatona que la llevó en el vientre... Y el padre se conmueve y abraza a Nélida. «¡Pobrecita!
Una inmensa nave que hace su semicírculo en el fondo y abraza los dos costados, forma las naves laterales, y otras tres en el centro completan la vasta construccion.
Pues bien: mi abuela me llama el mejor día; voy allá, subo, entro, espero un ratito en el gabinete del piano, sale ella, me mira, me toma las manos, me las aprieta mucho y me dice: «Basta de pleitos, hija; abracémonos». Y me abraza, y yo me echo a llorar, y ella también, y todo queda concluido, y yo en la casa y en posesión de lo que es mío... Supongamos esto, que es lo más natural, lo más lógico. ¡Qué alegría tan grande, Dios de mi vida!
Te remito el manifiesto brevísimo que acabo de dirigir á mis electores, y espero que me digas sinceramente lo que piensas acerca de su contenido. Me parece que ha de hacer mucho efecto. He pasado todo el día corrigiendo las pruebas de la Propedéutica, que saldrá á luz dentro de un mes próximamente, y tengo la cabeza hecha un volcán. No dejes de escribirme enseguida. Te abraza tu amigo del alma
Palabra del Dia
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