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Por el cambio de lugar del carbono, del azufre y del fósforo, conviértese la cal en marga, dolomita y en espejuelo cristalino; á consecuencia de esas combinaciones la roca se hincha ó se encoge, y lentas revoluciones se verifican en el seno de la montaña.

Saltando de piedra en piedra, subiéndose a los árboles y jugando y enredando todo el día y cantando como los pájaros, cuanto se le pone encima conviértese pronto en jirones.... Pues yo he observado en la Nela dijo Carlos algo de inteligencia y agudeza de ingenio bajo aquella corteza de candor y salvaje rusticidad. No, señor, la Nela no es tonta ni mucho menos.

La secreción, fija en un esfuerzo siempre uniforme, hace un apéndice, un órgano que ha poco era el cable, y más tarde conviértese en pie, masa informe, inarticulada, que puede presentarse á todos los usos.

El Juan Ortiz, que supo esta maraña, Comienza de hacer informaciones; Convièrtese el amor en pura saña, Y dice del vicario mil baldones: Al fin se en la cosa tanta maña, Que sube Trejo arriba con prisiones, Dejando en este puerto mal parada La gente que ha quedado de la Armada.

De suerte que por un camino, ó por el otro, no podreis escapar de perpetuo Farsero; perdonad el equivocarme, de perpetuo Autor de farsas quise dezir; que no puede aver mayor desdicha que serlo. Conviertese esta Quaresma, ó aquella la pecadora mas pertinaz, que la mueven al cabo los asombros de su condenacion: mas acaso aveis visto reduzido algun poeta?

Principio admirable de fuerza, que hace que para cortar el agua, elemento tan divisible, tenga que azotarla con mucha violencia, y si le place, mil veces más de lo necesario. Entonces conviértese en un dardo, una flecha, en la rapidez del rayo.

Germina, se hace grande, conviértese en árbol, en un robusto cocotero. Donde hay un árbol no tarda en haber agua dulce, y despojos, y por lo tanto tierra; esto convida á otros árboles, y al poco tiempo vese levantar su copa á algunas palmeras.

El sexo feminil y lacrimoso Levanta hácia el cielo vocería. Con la furia del viento tan furioso La una nave de otra se desvía; Mas volviendo la mar en su reposo Conviertese el dolor en alegría, Y llegan á Can

Cuadrada por la parte inferior, conviértese luego en octógona, y resaltan de ella ocho garitas preciosísimas, que la hacen más voluminosa por arriba que por abajo. Los capacetes que cubren estas garitas descuellan sobre el cuerpo de la torre, dibujando en el cielo una especie de corona feudal que ennoblece aquel esbeltísimo monumento.

O lo que es peor, conviértese en principio de una dilatada carrera de enfermedades. Un mísero ser cae, se levanta, vuelve á caer, y las tres cuartas partes de su existencia tendrán que deslizarse al cuidado de la caridad pública. Es preciso acabar de una vez con semejante estado de cosas. Hay que prever.