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El conde Darú dice en su Historia de Venecia: «La máxima que el dinero es el nervio de la guerra, verdadera bajo algunos aspectos en administracion, no ha podido acreditarse sino en pueblos incapaces de esfuerzos generosos: cuando se aspira á la independencia, á la gloria y al poder, es necesario saberlo conquistar por mismo

Este es un enemigo que obra secretamente y con grande artificio, y si los Comentadores hacen reflexîon conocerán, que no tanto los obliga á hacer los comentos el querer ilustrar á un Autor, como querer acreditarse ellos mismos. El amor propio engaña tambien á los sabios aparentes, haciéndoles creer que son sabios verdaderos, y que les importa que los demas lo conozcan.

»Estaba esperando el cura la respuesta de Luscinda, que se detuvo un buen espacio en darla, y, cuando yo pensé que sacaba la daga para acreditarse, o desataba la lengua para decir alguna verdad o desengaño que en mi provecho redundase, oigo que dijo con voz desmayada y flaca: '' quiero''; y lo mesmo dijo don Fernando; y, dándole el anillo, quedaron en disoluble nudo ligados.

Uno de los arbitrios, de que mas se valieron los misioneros para acreditarse entre sus neófitos, era el egercicio de la medicina. La primer prueba que daban de su habilidad en esta parte, bastaba á cimentar su crédito, y á extender su influjo mas allá de lo que podian esperarlo de sus exhortaciones.

Sin embargo de que considero estos delicados é importantes puntos superiores á mi débil capacidad, no puedo dejar de sugetar mi obediencia á los preceptos de V.E., exponiendo mi dictámen, sino con el acierto que deseára, con aquel celo y fidelidad con que mi deseo procura acreditarse en el real servicio.

Cuando el robo no puede hacerse con violencia, se recurre a sobornar un dependiente que deje la puerta abierta, o se coloca en la casa una persona que lo haga, y que pasará en ella el tiempo necesario para acreditarse y alejar sospechas.

Hacia cinco años que era inquisidor en Córdoba el licenciado Diego Rodriguez Lucero, maestrescuela de Almeria, el cual para acreditarse de celoso ministro de la , y mas principalmente aun para saciar su monstruosa sed de sangre y su desapoderada ambicion, de tal manera afligió con sus calumniosas imputaciones y tiránicas sentencias á la gente principal de la ciudad, sin distincion de clases, edades ni sexos, y sin respeto á dignidades eclesiásticas y seculares, que fué menester que el cabildo y la ciudad unidos clamasen contra sus bárbaros atropellos pidiendo justicia á S. S. y proteccion á los reyes, príncipes, grandes, iglesias y prelados.

Estuvieron cerca de venir á las manos, porque no falta entre tantos quien gusta de revolver, por hacer daño al enemigo, ó acreditarse con el amigo. Esforzaban entrambas las partes su pretension con razones muy bien fundadas.