United States or Saudi Arabia ? Vote for the TOP Country of the Week !


La sed de ver se nutría del temor de ver, englobándose uno en otro, miedo y apetito, para que el alma no supiera distinguir del suplicio el goce. Entonces oyéronse las notas medias del piano acordadas dulcemente, indicando un motivo lento y sencillo de escaso interés musical, pero que semejaba una advertencia, el érase una vez del cuento maravilloso.

Se adelantó hácia nosotros, y el vientre caminaba dos ó tres palmos delante de ella. Yo me acordé del célebre soneto de Quevedo que principia: Erase un hombre á una nariz pegado, porque, en efecto, la situacion era muy semejante; aquí se trata de Una mujer pegada á una barriga.

Pero ni Simoun, ni Ben Zayb, ni el P. Irene, ni el P. Camorra la sabían y pidieron el cuento unos por guasa y otros por verdadera curiosidad. El clérigo, adoptando el mismo tono guason con que algunos se lo pedían, como un aya cuenta un cuento á los niños dijo: Pues érase un estudiante que había dado palabra de casamiento á una joven de su país, y de la que al parecer no se volvió á acordar.

Pero volviendo á vuestra aventura, «Erase una tapada... Tapada era. ...alta y garrida... ¡! ...ancha de hombros, alta de seno, manto á los ojos, y halda hasta el suelo.» ¿Conocéisla? No, ¿y vos? Tampoco. ¿Pero no habéis reñido por ella? . ¿No habéis vencido? . ¿Y dónde la habéis dejado? Se fué sola. ¿Y no venís aquí por ella? ¡Ah! ¡no! ¿Y no habéis vislumbrado quién ella sea?

Erase una pareja; él, bohemio del Rastro, ojos soñolientos, raído levitín, corbata rota, semejante a una curiosidad más, a algún mueble usado y desvencijado; ella, rubia, flaca, ondulante, ágil como una zapaquilda de desván, al deslizarse entre los objetos preciosos amontonados hasta el techo. Miraban Lucía y Pilar muy entretenidas la heteróclita mescolanza.

Erase un gran edificio llamado Diccionario de la Lengua Castellana, de tamaño tan colosal y fuera de medida, que, al decir de los cronistas, ocupaba casi la cuarta parte de una mesa, de estas que, destinadas á varios usos, vemos en las casas de los hombres.

Y su inquietud convirtióse en miedo cuando vió que el sacerdote cesaba de sonreír y la hablaba con los ojos en alto, con la misma voz solemne que conmovía desde el púlpito á la distinguida muchedumbre de sus fieles. Oye, hija mía. Una vez érase una princesa más bonita que , y más rica, pues sus padres eran reyes...

Lo maravilloso es que, siendo á la vez él mismo, la pobre bola rodadera que se supone una castaña espinosa, es uno y es múltiple; es fijo y es movible; constando de dos mil cuatrocientas piezas que se desmontan á voluntad. Veamos cómo se creó. Erase un angosto ancón del mar de Bretaña.