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Actualizado: 24 de julio de 2025
Sin faltar descaradamente a la verdad, no hubiera podido tener mi cuento fin menos lamentable y menos vago, a no ser por un dichoso encuentro casual que tuve en Nueva York diez o doce años después de la desaparición de Poldy.
Los primeros elementos del juicio que formé de Nueva York, después de una corta permanencia, al calificar la inmensa ciudad de «paraíso de las mujeres y de los niños», fueron recogidos en la mañana de mi desembarco.
LOS ESTADOS OCCIDENTALES Y CENTRALES, con planos grandes de las ciudades de Boston y Nueva York y sus alrededores. No. 5. No. 6. No. 7. M
Por él suspiraba en Londres, y en Nueva York, y en los puertos más concurridos y llenos de maravillas.
El principal motivo de estos abandonos de buque son sin duda las tempestades y los incendios que dejan a la deriva negros esqueletos errantes. Pero hay otras causas singulares entre las que se puede incluir lo acaecido al María Margarita, que zarpó de Nueva York el 24 de Agosto de 1903, y que el 26 de mañana se puso al habla con una corbeta, sin acusar novedad alguna.
Los teatros. Los hoteles. El lujo. La calle. Tipos. La vida galante. Una tumba. Confesión. Era el Alene un pequeño vapor construido en Glasgow, fuerte, sólido y marinero. Encontré a su bordo algunas familias colombianas que se dirigían a Nueva York, así como numerosos americanos e ingleses procedentes de California o de los puertos del Pacífico sudamericano.
José Martí, por Román Vélez Le conocí y traté en New York el año de 1891. Me consagró su amistad. La amistad es la única rosa que no tiene espinas. La única fuente arrulladora que no tiene lodo. Fui su amigo en el trajín social de pocos meses. Soy su amigo perdurable por el recuerdo y la memoria.
Les aseguro á ustedes que es una lástima que hayan sido arrojados del gobierno mis protectores y no quede allá quien me subvencione para terminar el libro. ¡Un verdadero éxito! Traducido al inglés, se hubiesen vendido centenares de ediciones. ¡Esta gente de Nueva York gusta tanto de libros que la hagan reir!... Pero no se impacienten ustedes.
Recuerdo que en una conferencia que dio sobre Guatemala, con el propósito de reunir y vincular a los latinos residentes en Nueva York, tomó como tema las flores y los pájaros que adornaban el sombrero de una señorita allí presente, y sobre él hizo la pintura más hermosa que jamás haya leído de la naturaleza y de la sociedad centroamericana.
Llegan de Londres, de San Petersburgo, de Nueva York o de Melbourne en busca de nuevas contratas; han corrido el globo con la indiferencia del que tiene todo el mundo por casa; han pasado una semana en el tren o meses en el vapor, para volver a su rincón de la Galería, sin que el viaje les haya reformado, reanudando sus enredos, maledicencias y envidias, como si hubiesen salido de allí el día anterior.
Palabra del Dia
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