Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de julio de 2025
Ese destino te espera Arbol cuya vista asombra Que al caminante das sombra, Sin dar al rancho madera, Ni al fuego una astilla dar; Recorrerás el desierto Cual mensajero de vida, Y tu mision concluida Caerás cual cadáver yerto Bajo el pino secular. Cantando me han de enterrar Cantando me he de ir al cielo.
Destinado a la carrera militar, más por vanidad de su familia que por vocación, no era, sin embargo, cobarde, pero sí yerto; prefería los ascensos a la gloria, y a la gloria y a los ascensos reunidos anteponía una buena renta que disfrutar sin moverse de su casa ni estar a merced del ministro de la Guerra. Tenía vanidad, pero vanidad encubierta y en cierto modo solitaria.
Pálido, contraído, yerto, con la boca dilatada, los ojos fijos, desencajados, espantosos, los brazos extendidos, crispados los dedos, erizados los cabellos, temblando todo, estaba horrible por el terror que sentía; detrás de aquella perdiz verde veía un cadáver... el cadáver de la reina, y detrás del cadáver de la reina, los dos palos escuetos y rojos de la horca.
Entonces quiso dar la vuelta y aplicar la boca a una rendija a ver si conseguía recoger más oxígeno: no le fue posible. La idea de morir asfixiado cruzó por su cerebro: un sudor frío y copioso le bañó todo el cuerpo: la congoja se apoderó de él. En pocos segundos pensó millares de cosas aterradoras; vio la muerte cara a cara; el miedo le dejó yerto, desmayado; estuvo a punto de perder el sentido.
Una de aquellas noches, estando a la reja con Gloria, en medio de nuestro cuchicheo íntimo y delicioso, soltó ésta un grito de terror que me dejó yerto, agarrado a la reja sin poder moverme. Había sentido una mano apoyarse en su hombro. Era la de su madre.
Sólo la pluma del sombrero, lastimosamente alicaída, atestiguaba los estragos de la arroyada, a despecho de la prolijidad con que su dueña, aproximándola a las llamas, intentaba devolverle las gráciles roscas. En una butaca yacía Artegui, cual siempre, yerto, abandonado a la inercia de sus ensueños.
Metiéndose en el macizo de las cañas que lo circundaban, observó en qué situación se hallaban colocados y se aproximó buscándoles la espalda. Las primeras palabras que oyó le dejaron yerto. ¡Pero si ya está arreglado! exclamaba el marquesito. Lo que está arreglado se desarregla y lo que está hecho se deshace respondía Visita. Una ola de sangre subió al rostro de Tristán. Estuvo a punto de caer.
Palabra del Dia
Otros Mirando