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Lo aprendió de Alfonso XIII, y a Alfonso se lo enseñó Viñas, el conocido diplomático argentino... Es una moda que hemos sacado los argentinos. Algo habíamos de dar a la civilización. Y como el cake-walk es yanqui, el poncho general en la América española y el mate paraguayo... ¡Viva el truco! exclamé con colérica alegría. El rey ha muerto, ¡viva el rey! , mi querido amigo.

Uno de ellos, un capitán mercante yanqui, entró a la una, ligeramente punteado y se absorbió medio vaso de una bebida que tenía que rodear los bordes de azúcar quemada para evitar el contacto de los labios. Durante cuatro horas, el yanqui entró regularmente cada veinte minutos y se ingurgitó una dosis de idénticas proporciones.

Pues bien, , Jenny te conocía. Y de un modo muy sencillo. Yo te había visto desde mi localidad en cuanto entraste en el teatro, pero ella, como artista interesada en conocer el público y en descubrir á sus amigos, te había observado y visto que eras extranjero. En cuanto llegué á su cuarto me habló de tu yanqui y de su compañero. "Juraría que es francés" dijo.

¡Qué delicia! exclamó Currita . Pues cuando den la Jarretière al yerno, ya puede el suegro regalarle la media. De seguro que las habrá él anunciado en la Presidencia al terminar su discurso, como aquel preacher yanqui que terminó su sermón: «Ya os he demostrado, mis buenos hermanos, que sólo por la virtud se gana el cielo.

Además, hay otro recurso de éxito seguro. Cuando no se sabe qué decir de un enemigo político, ó cuando se recibe el encargo de insultar á alguien que ha pintado el país tal como es, se emplea siempre la misma injuria: «Vendido al pérfido oro yanqui.» ¡Y qué inagotable resulta el tal oro! Todos los días hay alguien que se vende á él por enormes cantidades.

Su espíritu eminentemente altruista, se asociaba a todos los dolores ajenos y a ellos llevaba el consuelo de su palabra inspirada; lo mismo compartía las alegrías de sus amigos. Su alma sensible y delicada sufría con las asperezas del alma yanqui, y nunca pudo fundirse en los moldes de ambición en que esta está vaciada.

No critico ni exalto el modo de civilización yanqui; me limito a hacer constar que, fuera de las mujeres, se puede recorrer la gran ciudad en todo sentido sin encontrar nada que despierte las ideas altas que el aspecto del arte suscita.

Los americanos y los ingleses designan este punto en sus cartas y obras geográficas con el nombre de Aspinwall, como si el vulgar yanqui que construyó la línea férrea a través del Istmo, fuera capaz de oscurecer el nombre del ilustre genovés y tuviera más título a la gloria póstuma.