Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de julio de 2025
No creo que hoy sea un timbre de honor para las costumbres de nuestro país esa independencia social de la mujer, sino una causa de decadencia en el nivel moral. Es muy cómodo convenir en que nunca se abusa; pero la realidad empieza a desalentar a los más obstinados sostenedores de tal régimen. Más de un hombre piensa hoy como mi amigo yanqui en los Estados Unidos.
Me había engañado, porque, a poco rato, la cortina se entreabrió de nuevo, y una mano apareció sosteniendo dos botines largos y delgados, que dejó caer sobre el piso. Luego, una o dos vueltas, la inmovilidad y el respirar sereno e igual. Buenas noches. Más tarde contaba en Nueva York la aventura a un amigo mío, americano, y el buen yanqui movía tristemente la cabeza.
Aquella noche llegó María Valdivieso muy animada, cerca ya de las nueve... Era preciso, indispensable y urgentísimo que Currita se viniese con ella al Circo del Príncipe Alfonso... Debutaba Miss Jesup, una diva monísima hija de un general yanqui. Había venido recomendada a Pepa Alcocer y a otras varias de la Grandeza; Paco Vélez se lo había dicho.
No, señor me contestó el yanqui; yo desciendo. Mi hija va sola hasta Utica. Me incliné en silencio, ligeramente intrigado. Padre e hija continuaron conversando, sin cuidarse de mi presencia, sobre asuntos del hogar, recomendaciones para la salud, recuerdos de familia, etc. Un hombre que ha corrido un poco el mundo se engaña difícilmente: aquella criatura era pura y honesta.
¡A mí!... exclamó Fernando levantando los hombros despectivamente y mirando a Nélida, que por casualidad fijaba al mismo tiempo sus ojos en él . No hay peligro, Maltrana... Me vuelvo con la yanqui. Cuando los dos amigos se reunieron en la mesa, a la hora del almuerzo, notaron la ausencia del doctor Rubau.
Las calles están plagadas de vendedores de frutas, y raro es el yanqui que al pasar no compra un par de bananas, que pela bravamente con los dientes y engulle sin disminuir su paso gimnástico.
Lo que yo he visto contestó Maltrana es la mirada de la señora del collar. Parece que se aburre al lado de tantos papelotes, y creo que mejor preferiría encontrarse al lado de usted charlando como la yanqui. ¡Ah, las mujeres! ¡su deseo de imitación! ¡su rivalidad instintiva! Esa señora no le vio en los primeros días, no existía usted para ella. Pero desde que anda con Mrs.
Ahora era Argensola el que despedía á su compañero cuando deseaba verse solo. «Creo que la yanqui va á venir», decía con indiferencia. Y el grande hombre huía, valiéndose muchas veces de la escalera de servicio. En esta época empezó á desarrollarse el suceso más importante de su existencia. La familia Desnoyers iba á unirse con la del senador Lacour.
Hay un inexplicable rococó aun en los centros mejor frecuentados. Un francés del buen mundo, con treinta mil francos de renta, hace maravillas, a las que un yanqui con doscientos mil no alcanzaría.
Juzgo que para un latino cuya vida ha pasado en el seno de sociedades cultas y educadas, será difícil connaturalizarse con el modo de ser yanqui, áspero y egoísta en sus formas.
Palabra del Dia
Otros Mirando