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Actualizado: 7 de julio de 2025
El conocimiento, aunque superficial, que tenia de sus idiomas, era bastante á ponerle en relacion con ellos, y á examinar con mas esmero sus usos y costumbres. Puede creérsele, cuando se descubre cierta conformidad y analogía entre lo que escribe, y lo que observó al cabo de cincuenta años el Señor Cruz, cuyos viages hemos reunido de intento en el mismo volúmen.
Del discurso pronunciado por Pailleron, director de la Academia, sacamos el juicio sobre El Abate Constantín: «...De este género fino hasta refinado, de esta literatura elegante y discreta, vuestro volumen Dos matrimonios es quizá el tipo más acabado, ejemplar más simpático, pero el tiempo me ha sido contado para que pueda detenerme.
No había profesor que dejase de levantar sobre la base de un simple detalle su volumen enorme, escrito de un modo torpe y confuso. Esto era su primo para él: un Sitzfleisch haben. El doctor von Hartrott, al explicar su visita, habló en español.
Salió una mujer al paso de don Isidro, saludándolo con familiaridad. Era grande y obesa, con el amplio rostro sombreado por una pátina rojiza. La gran abundancia de zagalejos y faldas hacía aún más imponente su volumen.
Toda su persona parecía haber disminuido el volumen tomando aspecto más firme y más preciso; y el vestido de viaje, que sabía llevarlo maravillosamente, completaba la fina y robusta metamorfosis.
Fué publicado en 1630. Tras El Laurel viene en el mismo volumen La Selva sin amor, égloga que fué cantada ante el Rey y la Corte, puesta la escena con gran magnificencia y aparato.
Como la generalidad de los barcos de entonces, no tenía puente; su aparejo era de corbeta o brick-barca de mucho volumen. Navegaba en aquel momento en lastre y enseñaba dos pies de cobre fuera del agua. Se llamaba El Dragón, nombre que trascendía a barco pirata.
El piso retembló bajo unos pasos elefantinos.... Apareció el señor de la Lage, llenando con su volumen la antesala, y don Pedro abrazó a su tío, que le llevó casi en volandas al salón.
Poco tiempo después de la escena arriba referida, aconteció que el Reverendo Sr. Dimmesdale, al mediodía, y enteramente de improviso, cayó en profundísimo sueño mientras, sentado en su sillón, estaba leyendo un volumen en folio que yacía abierto sobre la mesa.
Más arriba he aludido a un documento curioso y útil que Escobar dejó entre sus papeles póstumos: es un léxico completo de todas las voces y términos de que se servía Belarmino, acompañados de la acepción en que él los usaba. Yo he entresacado, para mayor comodidad, aquellos que el lector ha oído ya a Belarmino, los cuales van como apéndice del presente volumen.
Palabra del Dia
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