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Actualizado: 2 de mayo de 2025
14 Y la heredaréis así los unos como los otros; por ella alcé mi mano que la había de dar a vuestros padres; por tanto, esta tierra os caerá en heredad. 15 Y éste será el término de la tierra hacia la parte del norte; desde el gran mar, camino de Hetlón viniendo a Zedad;
Este caballero portugués, compadecido de las infelicidades de los hebreos, dictó providencias oportunas á satisfacer los deseos de aquellas miserables gentes; i con su ayuda fueron viniendo á las Andalucías hasta el año de 1496 muchas familias, cristianas unas i otras con voluntad de cristianarse.
Viniendo de la iglesia una mañana, Que habia sacrificio celebrado, Una comadre mia, Mariana, De su pequeña choza me ha llamado, En una isla dò antes la tirana Le habia
Pronto se cansaron los pasajeros de contemplar la cortina de bruma. Muchos creían ver en su densa superficie bultos negros que surgían de pronto y se agrandaban, siluetas de buques viniendo sobre ellos a todo vapor. Acabaron por resignarse, mostrando un valor fatalista; lo que hubiese de ocurrir era inevitable.
Así había que ir á la conquista de la fortuna en América, cuando se llegaba á ella con medio siglo de retraso y todos los terrenos ricos, de fácil explotación, estaban ya ocupados, quedando únicamente los remotos y ásperos, que, algunas veces, representaban la ruina y la muerte. De todos modos continuó , los hombres seguirán viniendo á este rincón del mundo.
No quiero decir continuó Isidro que el grande hombre fuese embustero a sabiendas, pero tenía el defecto o la cualidad de todos los que, viniendo de abajo, llegan a una altura gloriosa. Arreglaba a su gusto los sucesos de la vida anterior desfiguraba el pasado de acuerdo con sus conveniencias.
Le molestaba mucho el pringue, y en el pilón de una de las fuentes se lavó un poco los dedos. Los pilletes se dispersaron. Quedó solo don Fermín con un murciélago que volaba yendo y viniendo sobre su cabeza, casi tocándole con las alas diabólicas. También el murciélago llegó a molestarle, apenas pasaba volvíase, cada vez era más reducida la órbita de su vuelo.
Miguel no quiso preguntarse adónde iba. Su paseo era seguramente con un fin determinado, pero consideró inoportuno pensar en él. Vió de pronto dos corrientes de gentío que, viniendo en opuestas direcciones, se encontraban y confundían, subiendo juntas una escalinata corta y anchísima partida por dos pasamanos y cubierta por tres alfombras rojas. Estaba ante las puertas del Casino.
Cuando Lázaro vió cerrarse la puerta de su prisión y sintió perderse en la galería los pasos de su carcelero, miró en torno suyo, y se halló rodeado de la más profunda obscuridad. Luz entraba por una reja que en lo alto de la pared había; pero él, viniendo de la calle, estaba deslumbrado y no veía más que tinieblas. Por un momento le fué difícil darse cuenta de su situación.
10 ¿Ni de los siete panes de los cuatro mil, y cuántas canastas tomasteis? 12 Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos. 13 Y viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?
Palabra del Dia
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