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También era visita de la marquesa el señor don José Celestino de Guzmán, el amigo de su padre... y de él, salvas las debidas distancias. ¡Con qué gusto le vio aparecer allí una noche! ¿Y quién se lo había contado? Porque el señor de Guzmán lo sabía todo, a juzgar por algunas cosas que le dijo entonces, y otras varias que le fue diciendo después.

Este anankée era un regato, el cual regato nacía en un cerro vecino; y dejando morirse de sed durante el verano a la pobre campiña que atravesaba, tenía la desvergüenza de inundar varias veces cada invierno, y merced a las aguas que le prestaban las lluvias y las destilaciones del cerro, la parte más baja de la villa a cuya proximidad pasaba.

Los fugitivos, en varias ocasiones, quisieron matar al P. Zea; mas Dios, que le guardaba, le libró siempre, de varias maneras, de su furor y crueldad.

Necesitaba otra vez y había pedido un hombre resuelto, audaz, para confiarle una misión peligrosa. Escribía Quiroga cuando le trajeron el hombre; levanta la cara después de habérselo anunciado varias veces, lo mira y dice continuando de escribir: «¡Eh!... ¡Ese es un miserable! ¡Pido un hombre valiente y arrojadoAveriguóse, en efecto, que era un patán.

Venían en unas canoas de dos velas de esteras que allí llaman tancales; se acercaban al barco e iban subiendo por la escala, entrando por el portalón y desapareciendo por la escotilla de la bodega. La ballenera nuestra fue y vino varias veces. Por la noche entraban los trescientos chinos en el barco. ¿Cuándo salimos? preguntó Ugarte. En seguida; cuando haya viento contestó el capitán.

Este último, sin embargo, sin apartarnos de nuestro propósito, y en cuanto nos sea posible, es el fin que nos guía; y para mayor claridad clasificaremos en sus varias especies los dramas de nuestro poeta, ya con arreglo á su asunto, ya á la manera de desenvolverlo.

Los hermanos que paseaban las calles para recoger las limosnas eran de los de más ánimos y presencia, pues había que tener ambas cosas para andar de noche por la ciudad en invierno y verano, expuestos á más de un percance y á las varias asechanzas y lances que entonces á cada paso se ofrecían.

Las niñas no habían podido resistir aquel sol de fuego y se habían refugiado varias horas bajo un árbol. ¡Con qué desaliento profundo se dejaron caer de la mula! ¡Cuántas impresiones gratas les debía la Europa para indemnizarlas de esas horas de martirio!

Vivía el Conde con su madre, pero en un enorme caserón, donde gozaba de completa independencia. Así es que recibía amigos y visitas de varias clases sin que su madre, ni por acaso, tuviese que tropezar con ellas ni darse por entendida de nada. La Condesa, sin embargo, no ignoraba la vida frívola y harto disipada de su hijo.

El museo de Granada contiene, entre muchas cosas insignificantes, varias preciosidades de la época de los Moros, y algunas obras de pintura muy superiores.