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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Lo era, en efecto, con toda la fuerza del término, y, como un soldado que sube valientemente al asalto, iba derecha a su objeto, sin mirar a derecha ni a izquierda, con la vista fija en esta querida divisa para todo el que tiene el culto del honor. «¡Haz lo que debes!»
«Seamos fuertes se decía entonces, si no te costase esto un sacrificio, ¿dónde estaría el mérito del acto que vas a cumplir?» Arrojaba de sí con energía esas añoranzas y luchaba valientemente con esos enternecimientos retrospectivos.
Los señores de Argicourt entran a su vez seguidos de Eva, que abraza valientemente a la tía Liette. Señorita dice la joven castellana, mientras su marido estrecha una vez más la mano de Carlos, tendríamos mucho gusto en ver a ustedes en Argicourt antes de que se vaya el capitán. Estaremos en toda intimidad; una comida de familia.
Desde este momento desapareció toda cortedad y, libre ya de las trivialidades de encargo, entré valientemente en el asunto, que se me presentó claro en la ilación lógica de sus deducciones, e hice mi discurso con esa especie de soltura del que sabe lo que quiere decir y encuentra la expresión justa para decirlo.
El elector, el club parroquial, pueden ir valientemente al atrio a votar, porque no tienen responsabilidades; el soldado muere en el asalto, en la lucha cuerpo a cuerpo; la metralla lo quema y lo despedaza, pero muere sin responsabilidad.
A las veces le respondía yo valientemente con una semimentira, que nunca alcanzaba a engañarla, pero que despertaba en su ánimo curiosidades e inquietudes de otro género. Se apoyaba en mi brazo y caminábamos bajo los árboles, callando a intervalos o hablando con la aparente calma de dos amigos que se han encontrado por casualidad.
Erguido sobre el castillo, con el cabello y la larga barba sacudidos por el viento y las manos en la caña del timón, guiaba valientemente el buque. Van-Horn le dijo el Capitán acercándose ; el junco se hunde bajo nuestros pies. El salvaje, antes de irse, abrió un boquete en la obra viva y el agua tiene inundada la bodega. ¡Ah, pillo! Y ¿qué pensáis hacer, señor?
Sin embargo, como Reginaldo se había formado en una fábrica de Nottingham, conociendo el comercio de encajes, continuó valientemente los pasos de su padre, y, debido a su dedicación al negocio, consiguió desenvolverse lo bastante bien para evitar presentarse en quiebra ante los tribunales, y pudo asegurarse una renta anual de algunos cientos de libras.
Y cuando el buen hombre vació delante de ella su saco de telegramas, le echó una mirada de agradecimiento y le dijo: ¡Gracias! En seguida se puso valientemente a la tarea. Fiel a las tradiciones de las nobles castellanas, cuyos usos y costumbres hubiera hecho revivir de buena gana, la de Candore recibía todos los domingos al cura y al notario, comensales obligados del castillo.
Después se enderezó; y mirando valientemente a los ojos mismos, grandes, negros y melancólicos, de su interlocutor, respondiole: En eso de rumores públicos, ¡es tan difícil saber a qué atenerse! ¡Se abusa tanto de ellos!... A Cristo le crucificaron, conque figúrese usted. Y Ángel tuvo que sonreírse, porque a ello le obligaron esta salida y la singular expresión de que fue acompañada.
Palabra del Dia
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