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Actualizado: 7 de julio de 2025
Esotra es la Avaricia, que está opilada de oro , y no quiere tomar el acero , porque es más bajo metal. Aquellas que vienen, con tocas largas y antojos, sobre minotauros , son la Usura, la Simonía, la Mohatra, la Chisme , la Baraja , la Soberbia, la Invención, la Hazañería, dueñas de la Fortuna.
" Ese es demonio de tahures y carreteros." " ¿Eres Barrabás, Belial, Astarot?", finalmente le dijo el estudiante. " Esos son demonios de mayores ocupaciones le respondió la voz , demonio más por menudo soy, aunque me meto en todo; yo soy las pulgas del infierno, la chisme, el enredo, la usura, la mohatra, y al fin, yo me llamo el Diablo Cojuelo."
Porque eso hace la usura con los desdichados que se ahogan en apuros. De algunos de ellos me he condolido; y por evitar que otros los robaran, casi me he dejado robar yo a ojos vistas. Pero a los más les he enviado enhoramala, porque no merecían caer en manos de un hombre de bien. Y ¡qué porte el suyo! ¡Qué caballeros tan de punta en blanco!... ¡Y qué señoronas de primer lustre!
Para él no hubo ya en Alcira otras personas, que las que al llegar la cosecha recogían miles de duros; los demás eran la canalla. Por entonces, emancipado de los bajos oficios que había desempeñado y dejando los negocios de usura en manos de los que antes le servían de intermediarios, comenzó a preocuparse del casamiento de su hijo Ramón.
Los Príncipes, sin embargo, se desesperaban de no ser queridos; el Rey Venturoso rabiaba al ver que su hija no acababa de decidirse; y ésta continuaba erre que erre en no hacer caso de ninguno, salvo del Príncipe tártaro, de quien sus pullas y declarado aborrecimiento vengaban con usura al famoso ministro de su padre.
Cada vez que D. Francisco le llevaba dinero cobrado, un problema de usura resuelto y finiquito, se alegraba tanto la viudita que se le abrían los poros, y por aquellas vías se le entraba el carácter de Torquemada a posesionarse del suyo e informarlo de nuevo. La esposa de Torquemada estaba hecha tan a semejanza de este, que doña Lupe la oía y la trataba como al propio don Francisco.
En vez de ayudarme, tiraban de la cuerda para estrangularme más pronto. Me veían devorada por la usura, y no eran para ofrecerme un préstamo en buenas condiciones. Ellos pudieron salvarme y me dejaron perecer.
Pero había otra consideración que le dolía más, que la tenía llena de sobresalto, y que, agravándose cada día, llegó a ser para la Condesa un tormento continuo. El Marqués caminaba precipitadamente a su total ruina: estaba empeñado hasta los ojos; la usura consumía ya lo mejor de sus rentas.
Palabra del Dia
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