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Actualizado: 19 de junio de 2025
Quitóse los barajones en un periquete; los arrojó a un lado, enderezóse y dijo: Los rayos, ¡puches!, son pa cuando truena, y las oraciones, señor don Sabas, pa cuando se nesecitan como ahora mesmu.
Cuando truena y caen rayos creen que algún difunto que vive allá con las estrellas, está enojado con ellos, y aunque muchas veces caen rayos y centellas, no hay memoria de que hayan hecho daño ni muerto á ninguno. No tienen, pues, ni adoran otro Dios que á su vientre, ni entienden en otra cosa que en pasar buena vida, la mejor que pueden, viviendo en todo como brutos animales.
Ese hombre tan odiado, contra el cual truena la voz de millares de frailes, desde millares de púlpitos, debía tener algo del aspecto satánico de Dante cruzando solitario y sombrío las calles de Ravena; alto, delgado, grave y severo, con ojos de mirar intenso, cuerpo consumido por la constante excitación intelectual... ¡Era un prior de convento del siglo XV el que hablaba!
Y entró... ¡si te digo que lo he visto! ¡Ave María Purísima! decía yo; ¡una Vargas en casa de Esteven! y misia Casilda, nada menos, ella, que truena contra los Esteven, exceptuando tan sólo, ¡Dios se lo pague! a un servidor. ¿No te habrás equivocado, Agapo? mira que cuando estás borracho, y ahora tienes una mona medianita, ves las cosas al revés, y todo lo cambias, las caras, los nombres, hasta las palabras, porque, con la memoria, se te pone torpe la lengua.
Luego, los vendedores de naranjas, de silbatos y de globos; la corriente humana que no cesa de circular, engrosada por los torrentes que cada bocacalle vomita sobre la plaza; los soldados, tan marciales, en fila, los ojos sobre el jefe, que recorre la línea a caballo, dejando ondear al viento su penacho azul y blanco; las músicas, que tocan; el cañón, que truena; los cohetes, que estallan; las campanas, que vibran, y por último, el Presidente, que pasa, a pie, camino de la Catedral, en medio de los acordes graves y solemnes del himno nacional, precedido, rodeado y seguido de brillante cortejo.
Después me abrazó, y todavía me dijo antes de moverme yo hacia la puerta de salida, volviéndose él hacia la solana: Mira, hombre; hasta la ira de Dios parece que se ha calmado también: ya no llueve tanto ni truena ni rebomba el viento como antes. Y era la pura verdad: la misma luz de la estancia, a pesar de irse acabando la tarde, era menos triste que cuando yo había entrado en ella.
Y si el cañon de la batalla truena, Quién el torpe que el miedo no sacude Y al grito ronco del honor no acude? Juventud de mi patria, los laureles Se conquistan peleando con bravura, Y la lira, la pluma ó los cinceles No eternizan jamás progenie impura: Los genios á los fuertes divinizan Y á los cobardes con su planta pisan.
Dígame usted algo, siquiera que tenga paciencia, siquiera que me porte ahora bien... Sí, me portaré bien; ahora sí, ahora sí». Ahora sí. Vaya, hija, no madrugues tanto. Tú no te acuerdas de Santa Bárbara sino cuando truena. ¿Qué sacaría yo de consolarte ahora y corregirte, si el mejor día volvías a las andadas?
Señor, responde Abdallah, dicen las gentes que es bueno estar con niños cuando truena, y yo digo lo mismo: Bueno es estar con niños cuando retumba el trueno, de copas y convite el estrépito oyendo: que gira á la redonda el escanciano bello mientras nubes coronan los árboles del huerto. ¿Ves las ramas engadas del dulce y grato peso, que el viento las menea, que brillan en el suelo?
Hay muchos liberales que, por ser enemigos del Gobierno, se alegran de las ventajas carlistas. Contra estos truena en patriótica indignación don José de Relimpio, el cual se compra un mapa de Vizcaya y, clavando sobre él alfileres, sigue y escudriña y estudia con sublime anhelo los movimientos militares. Mayo. Bilbao es libre. Alegría, repiques, farolitos.
Palabra del Dia
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