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Actualizado: 14 de octubre de 2025
Por hacer que hacemos estaba allí cinco minutos, y salía triunfante. No era un ladrón, era un bibliófilo. La llave de Bedoya era la que el conserje había perdido. Don Amadeo era el don Saturnino Bermúdez de tropa.
Fulminando ira de sus ojos, Gracián gritó: ¡Canallas!... ¡Masones! y alzando el mueble apuntó a la cabeza del capitán de la vil tropa.... Pero en mitad de su movimiento fue herido en el costado con golpe certero, instantáneo. Vaciló en el aire el facistol. El mueble y el cuerpo enorme del clérigo cayeron de un golpe. Estremeciose el piso.
De San Rafael salieron por dos partes en busca de almas; una tropa de Taus ganó á la fe cuatrocientos y ochenta infieles, de nación Bacusones. La otra, de Tabicas, fué á las riberas del río Paraguay en busca de Curucanes.
El enorme contrabandista, montado en un altísimo rocín de musculosa y reluciente grupa, se volvió sonriendo para sí; agitó luego la espada con un ademán expresivo, y la tropa se perdió en los pinares. En aquel momento los alemanes, con las piezas de ocho, llegaban a la meseta y se formaban en batería, mientras que la columna de Framont trataba de escalar la ladera.
El tránsito de esta tropa pesada y ruidosa duró sólo un instante. Ya no quedaba más que ver... La muchedumbre, satisfecha de este espectáculo fugaz después de larga espera, salía de sus escondrijos, y muchos entusiastas rompían a correr detrás del ganado, con la esperanza de ver su entrada en los corrales.
Con motivo de la llegada de una tropa de soldados, destinada á Portugal, mandados por Don Lope de Figueroa, forma el proyecto previsor de tener oculta á la seductora Isabel en una de las habitaciones más aisladas de su casa; pero uno de los oficiales que viene con ellos, el capitán Alvaro de Ataide, se da trazas de verla, á pesar de las precauciones de Crespo, y en seguida intenta enamorarla.
"¡Adelante! ¡Mueran los traidores", exclamó otra voz en el portal. En el mismo instante sonó un tiro y cayó un soldado. Hizo fuego sin reparo la tropa, y una descarga nutrida envió más de veinte proyectiles sobre la muchedumbre.
Había sido cura de tropa, y a las monjas no les acababa de gustar la marcial diligencia de su capellán. Más tarde celebraba don Hildebrando, cura francés de los de babero, el cual era lo contrario que Pintado, pues estiraba la misa hasta lo increíble.
Llevaba toquilla de color corinto, que se quitaba al sentarse, y al punto se le armaba en la mesa una tertulia de hombres, compuesta de los siguientes personajes: un portero del Colegio de Sordo-Mudos, un empleado del Tribunal de Cuentas, un teniente viejo, de la clase de tropa, retirado del servicio, y dos individuos que tenían puesto de carne y frutas en la plaza de San Ildefonso.
Esta tropa debería tener su destino en las fronteras de Portugal, desde la fortaleza de Santa Tecla hasta la guardia de San Martín, extendiéndose a los demás parajes ventajosos, que los prácticos de aquellos campos conocen, para impedir en tiempo de paz las introducciones de contrabandos que por allí pudieran hacer, y estorbar la saca de cueros y animales que los gauderios y changadores, españoles y portugueses, extraen de aquellos campos con mucho perjuicio de estos pueblos y de la real hacienda.
Palabra del Dia
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