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Actualizado: 14 de julio de 2025
Un año después recibí una carta del joven Small y un paquete pequeño: «El tesoro nos ha dado mala suerte decía . Fuimos al Nun con una tropa de quince hombres armados. Al ver que descubríamos las cajas enterradas y nos las llevábamos, Ryp y los suyos nos atacaron a la desesperada. En la refriega, Smiles y Ryp murieron; van Stein quedó malherido y dos de nuestros hombres cayeron prisioneros.
Las opiniones, como de ordinario sucede, no se concertaban; había, sin embargo, mayoría en la estimación de contar con unas doce horas antes de amanecer, en cuyo espacio se podía embarcar la tropa y salir con buen orden.
Un abogado, testigos, carceleros y carceleras, curiales, un oficial de litografía, hombres y mujeres del pueblo, porteros, tropa, etc. La escena en Madrid y principia en diciembre de 1875. Capítulo I Efemérides
Por eso cuando, leída la carta, alcé los ojos, vi delante de las primeras filas de caballería algunas masas de tropa escoltando los seis cañones de la carretera, cuyo fuego certero y terrible había sido el nudo gordiano de la batalla.
Pero no lo habíamos previsto todo: no habíamos previsto que Dupont, muy receloso de aquella ilusoria ocupación de la sierra por los insurgentes, había levantado su campo en la misma noche, y silenciosamente, sofocando los ruidos de su tropa, abandonaba la funesta y para ellos maldita ciudad de Andújar. Cerca de la madrugada, nuestros jefes disponían las columnas para la marcha.
Arremolinose la gente; la tropa maniobró, y entre la revuelta muchedumbre, Palo con ojos distinguió a un individuo que iba en dirección a la Plaza Mayor. «¡Allá va, allá va! gritó señalando. ¿Quién? El bergante. Sí, él es... ¡Mariano, Pecado...!». Pero Mariano que las vio y oyó los gritos de su tía, se hizo el tonto y apretó el paso como quien desea evitar un importuno encuentro.
A los lados marchaba la tropa obligada a meterse por la estrecha hondura de las cunetas, o a subirse en los montones de guija y pedernal recién partido, mientras el brillo de las armas, iluminadas por la luna, limitaba la movible masa de aquella triste muchedumbre.
Estos hablaron: pero todo fué inútil: la gente empezó á retroceder, algunos á gritar, y hubo también quien quiso oponer resistencia á la tropa. Entre tanto el gentío que ocupaba la plaza permanecía inmóvil. ¿Quién era aquél que entre tanta gente se elevaba, y agitando las manos, profería voces que la muchedumbre aplaudía?
¿Cuáles son las noticias que vienen del lugar donde se ha replegado el general? Es probable que las cartas serán tristes, y que traerán descripciones aflictivas sobre el desórden en que entró la tropa, y la disminucion del convoy.
Era el 24 de Setiembre. Una gran novedad, una hermosa fiesta había aquel día en la Isla. Banderolas y gallardetes adornaban casas particulares y edificios públicos, y endomingada la gente, de gala los marinos y la tropa, de gala la Naturaleza a causa de la hermosura de la mañana y esplendente claridad del sol, todo respiraba alegría.
Palabra del Dia
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