Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de mayo de 2025
Se puede demostrar la relacion de la equivalencia de las superficies, prolongando la paralela opuesta á la base, y formando así un cuadrilátero del cual son partes los trapecios; para descubrir la igualdad de estos trapecios basta descomponer el cuadrilátero atendiendo á la igualdad de dos triángulos formados respectivamente cada uno por uno de los trapecios y un triángulo comun. ¿Añado con esto nada al concepto de cada trapecio? nó; solo le comparo.
Pronto leímos en los azulejos que era la Plaza Mayor, y pronto dedujimos de otras señales que era también la plaza del Ayuntamiento, la plaza de la Constitución, el foro salmantino. Declaro que, prima facie, nos agradó mucho la tal plaza; y, verdaderamente, su conjunto es magnífico. Aunque la Plaza Mayor parece cuadrada, no lo es, sino que forma un trapecio cuyos lados varían de 72 metros á 82.
Desde la mesa en que Rocchio se había refugiado, distinguíase el fúnebre pizarrón; las cifras aparecían tan claras, tan netas, tan blancas, que producían el vértigo: el oro, como habilísimo acróbata, daba saltos mortales: 325, 330, 336, 340... ¡dos puntos, cinco puntos, diez puntos de golpe! y ahí quedaba con un pie en el trapecio y en el aire el otro, pronto a dar nuevo salto, delante del público aterrado, que seguía sus movimientos con espantosa ansiedad.
Si la línea ab, que une las dos estrellas del trapecio, se prolonga unas cinco veces su distancia aparente, se encontrará en esta prolongación una estrella de segunda magnitud, que pertenece á otro grupo, cuya forma es casi idéntica á la de la Osa Mayor y que por lo mismo ha recibido el calificativo de Osa Menor.
El gigante está sentado en el pico de un monte, con una cosa revuelta, como las nubes, del cielo, encima de la cabeza: no tiene más que un ojo, encima de la nariz: está vestido con un blusón, como los pastores, un blusón verde, lo mismo que el campo, con estrellas pintadas, de plata y de oro y la barba es muy larga, muy larga, que llega al pie del monte: y por cada mechón de la barba va subiendo un hombre, como sube la cuerda para ir al trapecio el hombre del circo. ¡Oh, eso no se puede ver de lejos!
¡Mira, si no te callas, te doy azotes!... Vamos, duérmete: si te duermes, te compraré un caballo para que vayas al Retiro montado como tu amiguito Julián... y después te llevo al Circo a ver los clowns... ¿no te acuerdas de los saltos que dan? ¡Qué saltos tan grandes sobre el caballo! ¿eh?... Y la niña rubia que se sube al trapecio, ¡qué bonita!, ¿eh?... Y después vamos a casa de Julianito, y comerás dulces... y otro día iremos a Leganés a ver a la tía Adelaida para que te regale el pajarito de cristal que canta dándole cuerda... y lo traeremos para casa, ¿verdad?... ¿No te gusta?
El acróbata que en lo más alto del circo, salta de un trapecio a otro trapecio, queda pendiente de un pie sin otro asidero, y vence aun mayores dificultades y arrostra mayores peligros, a mi ver arriesga la vida, más aún que el que se lanza a la arena del circo, sereno, ágil y fiado en su arte, a luchar con el toro más bravo.
Es un trapecio de 80 metros de longitud y 16 de anchura, aislado sobre la Gran-Plaza, cuyas mejores obras, las de estilo gótico, datan del siglo XV. Su fachada de esa época es de gran mérito, pero la verdadera maravilla es la torre, que mide cerca de 114 metros de altura y embelesa por su prodigioso atrevimiento, la singular ligereza de sus formas y calados y la armonía elegante que reina en todos sus adornos y su construccion.
Palabra del Dia
Otros Mirando