Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de mayo de 2025
Venía remozado, por lo menos diez años, con un elegante trajecito a cuadros y los bigotes retorcidos... Recibiole solemnemente Laura, encerrose con él, y le habló, muy nerviosa, incoherente casi, presa de la más honda simpatía, como contrita y avergonzada...
El trajecito de la niña, por el contrario, se distinguía por cierto corte y adornos caprichosos, mejor dicho, fantásticos, que servían para realzar una especie de encanto aéreo que desde muy temprano empezó á notarse en la criaturita, la que también daba muestras de una seriedad profunda. Ya hablaremos de esto más adelante.
Y si vendieras algo para poder hacerme yo un trajecito, bien te lo agradecerían estos pobres huesos... Perdóname si alguna vez he sido un poco duro contigo y con ciertas mañas que sacabas... Me parecía que te salías algo de nuestro régimen tradicional.
Y para desviar la conversación, se miró de los pies al pecho con gesto de orgullo. ¿Eh?... ¿qué me dice del trajecito? Tengo otro a más de éste... ¡Cualquiera adivina que es obra de doña Margarita, mi patrona! Pero Ojeda no se dejó desorientar por tales palabras, y siguió riendo con los ojos puestos en la contusión que desfiguraba a su amigo.
Observó la de Rubín el trajecito azul de Adoración, sus botas, todo su decente atavío, y en aquella inspección fisgona que hizo, sus miradas y las de Jacinta se encontraron alguna vez. «¡Oh, si tú supieras al lado de quién estás!» pensaba Fortunata, y aquí su temor se desvanecía un tanto, para dejar revivir la ira. «Si yo te dijera ahora quién soy, padecerías quizás más de lo que yo padezco». Adoración quería decir algo; pero Jacinta le tapaba la boca, y mirando a la de Rubín se sonreía con esa ingenuidad que indica ganas de trabar conversación.
Y los dos acompañantes, menos ebrios que yo, pretendían disuadirme arrancándome de allí. «Mi amigo, no haga leseras...» «Compañero, no sea empecinado.» Y al fin pudieron meterme en mi camarote y acostarme, y allí he estado hasta que me despertó la música... Un baño a toda prisa, y a enfundarme en este traje de marinerito amoroso que guardaba con impaciencia desde que nos embarcamos, ¡Pocas ganas que tenía yo de lucirlo!... ¿Eh? ¿qué le parece el trajecito de mi patrona?...
Un trajecito azul de pantalón corto y con las piernas al aire. ¿Y un sombrero claro? Sí, señor, y un sombrero blanco. ¡Es mi hijo! gritó, y echó a correr al telégrafo, donde se hallaba el delegado.
Palabra del Dia
Otros Mirando