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Actualizado: 6 de junio de 2025


Eran mozos que le saludaban llamándole «maestro» o «señó Juan», muchos con aire famélico, preparando con tortuosas razones la petición de unas pesetas, pero bien vestidos, limpios, flamantes, adoptando actitudes gallardas, como si estuviesen ahitos de los placeres de la existencia, y luciendo una escandalosa latonería de sortijas y cadenas falsas.

Pero si se contrae la mirada á la masa irregular de la ciudad, ella se pierde en el extraño laberinto de tantas calles estrechas, tortuosas, extravagantes; de tanto canales que serpentean en el seno de la ciudad, cortándola en todas direcciones, enlazándose ó bifurcándose de cien modos; de un enjambre de monumentos, de casas antiquísimas, singulares en todo, ora mostrando sobre las calles y plazas sus curiosas fachadas, era alzándose en tortuosas hileras sobre los canales, en cuyas aguas fangosas hunden sus cimientos y sus gruesos muros.

Aire... espacio... libertad; se ahogaba en las calles tortuosas, con sus paredes que parecían aproximarse para cerrarle la marcha; necesitaba horizontes inmensos, para no creerse aplastado, para poder ensanchar sus pulmones y arrojar la cruel madeja de suspiros que se apelotonaba en su garganta.

Mientras tales pensamientos le atormentaban y consolaban sucesivamente, iba el Magistral por las aceras estrechas y gastadas de las calles tortuosas y poco concurridas de la Encimada; iba con las mejillas encendidas, los ojos humildes, la cabeza un poco torcida, según costumbre, recto el airoso cuerpo, majestuoso y rítmico el paso, flotante el ampuloso manteo, sin la sombra de una mancha.

Las calles de Teruel son por lo general estrechas, tortuosas y medianamente empedradas, pero muchas hay muy aseadas y algunas con alcantarillas: para el sistema de las calles puede considerarse la ciudad dibidida en dos partes; por la del Salvador que unida al Mercado y calle del Tozal, corre de E. a O. formando una línea semicurva desde la puerta del Salvador a la antigua de Zaragoza.

Nos hallamos por mucho tiempo en un laberinto de calles á cual mas estrechas y tortuosas que van, vienen y se cruzan en todas direcciones.

No se ve donde quiera sino calles asombrosamente inmundas, tortuosas, quebrantadas, estrechas, enredadas en laberinto; casas extravagantes, sin gusto ni armonía ninguna; un populacho activo, industrioso, pero que manifiesta en sus costumbres la incuria de los pueblos que han recibido educacion frailesca.

En tu busca vengo; si me rechazas, no me queda más sitio para morir que la cárcel o un hospital, si es que quieren recibirme en él al conocer mi nombre. Y Gabriel, fatigado por sus palabras, tosía dolorosamente, resonando su pecho como si el aire se deslizase por tortuosas cavernas.

Como en todas las ciudades antiguas, las calles son generalmente estrechas y tortuosas, y sus edificios de un aspecto desagradable. Pero si se considera el conjunto, la ciudad con sus rasgos monumentales y naturales tiene mucho de pintoresco.

»¿No es este el juicio que todos pronunciarían? ¿Se sirve acaso de medios ambiguos quien quiere alcanzar un fin recto? ¿Debía yo seguir vías tortuosas para ponerlo a él en el camino real? Yo, que debo darle el ejemplo de la virtud en que él no cree, le he dado más bien otra prueba de aquella debilidad acomodaticia que antes condenaba...

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