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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Cerró sigilosamente la puerta y plantándose delante de ella y volviendo á tomarle la mano, dijo con voz alterada: Flora, ya sabes quién ha sido tu madre; pero ¿tu padre, sabes quién es? La zagala se puso roja como una amapola: tardó algunos momentos en contestar. Al cabo, bajando los ojos al suelo articuló con voz débil: No lo sé... pero lo presumo.
Como que llegó a tomarle como piedra de toque de la ley de su elocuencia, ensayando con él, bajo el disfraz de motivos de tres al cuarto, por salvar las convenientes distancias jerárquicas, entonaciones, actitudes y arranques que pensaba ostentar, en toda su verdadera aplicación y pompa, en el teatro de sus hazañas políticas.
Una noche, como de costumbre, Lucía le mandó que se fuese al escondite para arreglar con Carmen las cuentas del día. Le parecía esto un excelente medio para disimular y evitar sospechas. Tiró en seguida de la campanilla, y habiendo acudido al instante Carmen, se puso con todo sosiego a tomarle la cuenta.
¿Qué es lo que hay? le pregunté al tomarle la mano, temeroso de que el hombre que ella detestaba hubiese venido ya a verla. Nada grave me contestó riendo. Es que tengo una nueva muy buena para usted. ¿Para mí? ¿qué es?
Buena ocasión era esta para describir el físico del droguero, y en ese deber estaba yo, y a cumplir con él iba ahora mismo; pero me obligan a renunciar a esa tarea las mismas condiciones del sujeto: no hay por dónde tomarle para que resulte pintoresco, porque era la misma insignificancia el bueno de don Santiago Núñez.
Esto que sucede en el órden moral, se verifica tambien en el intelectual: no solo debemos cuidar de nuestro corazon sino tambien de nuestro entendimiento: ambos están sujetos á la ley de perfectibilidad; el bien y el mal, la verdad y el error son los objetos que se nos ofrecen; la naturaleza misma nos dice cuál es el sendero que debemos tomar, pero no nos fuerza á tomarle: delante tenemos la vida y la muerte: lo que nos agrada, aquello se nos da.
Concluyó por anudársele de tal suerte, que apenas se le entendía. Ramoncito se vió necesitado a tomarle el legajo y a continuar la lectura hasta el fin. Castro, en presencia de aquellas ridiculeces, ocultaba su sonrisa de hombre superior detrás de grandes bocanadas de humo.
¿Pero cómo los apronto? sus cálculos estriban sobre la imposibilidad en que me hallo de hacerlo, y como sabia el estado de mis negocios, efecto de los desembolsos hechos hasta aquí para el maldito objeto, está bien seguro que no podré tomarle la delantera. Y si estos fondos estuviesen ya prestos ... No soñemos ...
Las señoras, poderosamente secundadas por los demás hombres, venían por los fueros de la música italiana. ¡No nos maree usted con sus alemanes, Severino! ¡Vaya una música la de esos señores! ¡A mí me suena lo mismo que una jauría de perros ladrando! Eso no es más que al principio; si usted continuase oyéndola, llegaría a tomarle el gusto: sucede lo mismo que con las aceitunas y la cerveza.
Babur quiso tomarle a su servicio, pero Morsamor se excusó cortésmente, alegando su honda melancolía y afirmando que su destino le llamaba por muy distinta senda y que él no podía menos de acudir a su misteriosa vocación y de cumplir las órdenes del destino.
Palabra del Dia
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