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Actualizado: 5 de julio de 2025
El cacique, gefe de la mision, recibia de los Jesuitas instrucciones inmediatas relativamente á todos los ramos de la administracion, y tenia bajos sus órdenes, para hacer sus veces, un alferes y dos tenientes. Ademas de estos empleados, habia dos alcaldes de familia y dos alcaldes del pueblo, dependientes tambien del cacique.
Los poetas de raza mueren. Los poetas segundones, los tenientes y alféreces; de la poesía, los poetas falsificados, siguen su camino por el mundo besando en venganza cuantos labios se les ofrecen, con los suyos, rojos y húmedos en lo que se ve, ¡pero en lo que no se ve tintos de veneno! Vamos, Lucía, me estás poniendo hoy muy hablador. Tú ves, no lo puedo evitar.
El estudio de Gil le causó gran sorpresa. Entre los muchos tenientes que habían desfilado por su casa no había tropezado con un místico hasta ahora. Hubo alguno aficionado al culto y a la oración, pero sin la ardiente piedad y el entusiasmo que éste mostraba.
Las dos hermanas, algo tristes por la ausencia de sus prometidos, tenientes de húsares, se entretenían en visitar los hospitales y pedir á Dios que castigase á la traidora Inglaterra. El capitán von Hartrott llevó lentamente á su tío hacia el castillo.
Y ya que nos encontramos con esta infracción legal, creemos procedente manifestar que uno de los alicientes más poderosos que podrían llevarse á Filipinas en pro de la lengua española, sería prohibir en absoluto que hubiese Gobernadorcillos, tenientes y jueces mayores que no entendiesen siquiera fuese medianamente el español, previniéndose que caso de no haber en algún pueblo indio que reuniese aquellas condiciones, se le pudiera proveer de autoridades, con naturales de otros pueblos.
Francisco Pizarro, habiendo conquistado el Perú, envió a Diego de Almagro, uno de sus tenientes, hacia el sur, con un ejército, para explorar esa región y tomar posesión de ella en el nombre del rey de España.
Los nombres de estas diez personas no corresponden con los de la lista de Navarrete y no pueden agregarse á ella, porque en tal caso, añadidos también los de Diego de Arana que es sabido quedó por gobernador, y los de sus tenientes Rodrigo de Escobedo y Pedro Gutiérrez, sumarían cincuenta y tres, cifra que excede con mucho á la registrada oficialmente.
Al mismo tiempo se establecieron tres tenientazgos subordinados al gobernador, pero con la misma jurisdicción los tenientes en sus respectivos departamentos, haciéndoles responsables, así al gobernador como a los tenientes, de las resultas de la parte que a cada uno se le encargaba, según se expresa en las citadas ordenanzas.
Luschía, el jefe, era uno de los tenientes del Cura y además capitaneaba su guardia negra. Sin duda, gozaba de la confianza del cabecilla. Era alto, huesudo, de nariz fenomenal, enjuto y seco. Tenía Luschía una cara que siempre daba la impresión de verla de perfil, y la nuez puntiaguda. Parecía buena persona hasta cierto punto, insinuante y jovial.
Tan pronto eran tenientes de la remonta, como señoritos del Caballista, o ingleses jóvenes, empleados en los escritorios, que se entusiasmaban pelando la pava al estilo del país y hacían reír a las niñas con su andaluz chapurreado británicamente. No había muchacho en Jerez que no tuviese su rato de conversación con las desenvueltas marquesitas.
Palabra del Dia
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