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Actualizado: 9 de junio de 2025
¡Si ese italiano es una buena persona!... Tengo la certeza de que le quiere á usted mucho. Pero Canterac no podía admitir palabras conciliadoras. Es un hombre falto de tacto, que se empeña en atravesarse en mi camino... Esto acabará mal para él. Entraron en la casa, y el marqués vino á saludarles en el recibimiento.
La agravacion por el tacto se encuentra tambien en otros medicamentos, por ejemplo, en la stafisagria y el capsicum annuum; en este último, el dolor está mas estendido en todo el espesor de los tejidos de la parte afecta, mientras que en la quina se presenta mas localizado.
Es cierto que mediando estas, tambien el tacto puede sentir en algun modo: como por ejemplo la presencia ó la ausencia del sol por medio del calor y del frio; y de la misma manera la presencia ó la ausencia, y la mayor ó menor cercanía de algunos cuerpos; pero estas impresiones, á mas de que están muy lejos de tener la misma variedad y rapidez de las del oido, tampoco nos darian idea de distancia, si no tuviéramos mas sentido que el tacto.
Relacion de las distancias. Claro es que en este punto se aventaja al tacto el oido; aquel necesita en general la inmediacion, este nó; y aun de suyo requiere para la buena apreciacion del objeto, cierta distancia acomodada á la clase del sonido. ¿De cuántos y cuántos objetos distantes, no nos informa el oido, con respecto á los cuales nada puede decirnos el tacto?
Bueno es decir que por una especie de adivinación, la condesa percibía siempre el momento favorable, el instante psicológico, y que tenía, por otra parte, una extremada delicadeza de tacto y una rara habilidad. Con esta táctica evitaba a su hijo toda lamentable aventura; en cuanto a los demás, poco le importaban. La pobre Juana lo había experimentado duramente.
Respecto á las encías hay que agregar, que están doloridas al tacto; que la lengua está seca, y se pega al paladar; que esta sequedad de la lengua solo es á veces una sensacion de desarmonía con su humedad real, y que su punta presenta un ardor quemante, y vesículas algunas veces con dolor de escozor tambien quemante.
Podría hacerse pesada á voluntad y bajar, mas, le está prohibido el abismo; sólo vive á la superficie, en plena luz, rodeada de peligros. Ve, oye, y tiene muy delicado el tacto, demasiado delicado por desdicha suya. No le es dado guiarse por sí misma: sus más tenues órganos la sobrecargan y con facilidad hácenla perder el equilibrio.
En esto ha de demostrar su habilidad, su fino tacto, sus recursos de dama de mundo. El fracaso de una señorita en un baile recae siempre sobre la dama que ofrece la fiesta. A este respecto contaré un triste episodio ocurrido no hace muchos años a una amiga mía, perteneciente a una de nuestras primeras familias. Mi amiga era linda, inteligente, discreta.
«Pero a aquel hombre se le podía perdonar todo. ¡Qué tacto! ¡qué prudencia! ¡qué discreción!». «Entre monjas podría vivir este hombre sin que hubiera miedo de un escándalo». A Paco, a su adorado Paco, le había puesto cien veces por modelo la habilidad y el sigilo de Mesía al sorprender al hijo de sus entrañas en brazos de alguna costurera, planchadora o doncella de la casa.
Porque ha habido continuidad de sensacion en el ojo fijo sobre el objeto; en el tacto, que si bien ha sentido las transformaciones de caliente y frio, duro y blando, esta figura ó la otra, ha experimentado que estas se hacian sin interrumpir la sensacion comun del tacto, de un objeto que no se soltaba, cuyo peso se experimentaba incesantemente.
Palabra del Dia
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