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Actualizado: 20 de junio de 2025
Yo me persuado que la venida de los Judíos a esta Isla, fue como sesenta y cinco años, anterior y en la primera destrucción de Jerusalén e imperando Vespasiano y Tito, que sucedió el año setenta y dos del Nacimiento de Cristo y treinta y ocho después, que con lágrimas se la profetizó. Luc. 19. coangustabunt te undique, & ad terram posternente, & filios tuos qui in te sunt.
Se puso a escribir largo el hombre de La Edad de Oro, como quien escribe una carta de cariño para persona a quien quiere mucho, y sucedió que escribió más de lo que cabía en las treinta y dos páginas.
Pudo elegir para la obra este Muy Ilustre y Magnífico Reino y Ciudad que la ha solicitado, cualquiera de las personas de mayor graduación de este Reino que asistieron con su presencia, trabajos y desvelos a cuanto precedió y sucedió a los autos.
Pero en este caso me parece dar más crédito á Montaner; porque al principio de este capítulo escribe Pachimerio, que si en esta relacion se apartáre de la verdad, no tendrá la culpa el escritor, sino la fama de quien él lo supo, y como la que corria entre los Griegos de nuestras cosas, era siempre falsa, no se le debe de dar crédito en lo que difiere de Montaner, y facilmente en este caso les podemos conciliar; porque solo difieren, en que Pachimerio dá por constante que el Papa pidió la persona de Roger á Don Fadrique, y Montaner dice que se temió el caso, pero no que sucedió; y así no fué mucho que la fama de tan lejos añadiese lo demás.
Ya sabes que cuando falta el padre se marcha el pan; la mujer y los hijos perecen. ¿No me lo negarás? No te lo niego: ¡adelante! Por la ruina de una familia se pierde un caserío; tampoco me lo negarás. Ya ves lo que sucedió en las Llanas.
Es de sospechar, al contrario, que representaban la vida de los héroes del Antiguo y Nuevo Testamento, la de los santos, etc., de la misma manera que los misterios y moralidades francesas; que su acción era muy complicada y numerosos sus personajes, y que abundaban en ellas las alegorías y los rasgos licenciosos populares . Pero, ¿cuándo se desenvolvió la forma especial alegórica del auto sacramental, que alcanzó después tan universal aplauso? ¿Sucedió acaso esto antes de la época indicada?
¿Sabe usted por qué le he dado ese nombre estrambótico? me preguntó el viejo haciendo una mueca del lado de ella, con expresión maliciosa. Entonces ella echó desdeñosamente la cabeza para atrás, y se levantó. Debía conocer la broma. Vea cómo sucedió la cosa.
Esto sucedió poco antes que le matasen, según el cómputo que después se hizo; por lo cual el día siguiente ordenó á sus súbditos que dijesen la misa por su intención; y se vió obligado á descubrirles la causa por el semblante pálido y descolorido que tenía.
Y es que la palabra de Descartes despertó el genio filosófico adormecido en el jóven bajo la balumba de las lenguas y de la historia: sintióse otro, conoció que él era capaz de comprender aquellas altas doctrinas, y como el poeta al leer á otro poeta, exclamó: «tambien yo soy filósofo.» Una cosa semejante le sucedió á Lafontaine.
Aquella noche se metió fuego á las dos galeras por tener menos que guardar, y para lo que después sucedió, fuera mejor quemarlas todas, por quitar desinios que nadie se fuese á favorescer en ellas, y porque hiciera más servicio en el fuerte la gente que se ocupaba en guardarlas, y por estar ya los turcos tan cerca del fuerte, que no se podía entrar ni salir á ellas sin gran riesgo, y así mataban cada día los más de los que les llevaban agua y de comer, tanto que no se osaba ya ir de día á proveerlas; y viendo los turcos que iban de noche, aguardaban á un barcón que estaba cerca dellas, al paso, y allí prendieron muchos en veces, así de los que iban á llevar la provisión, como de los que entraban y salían de guarda.
Palabra del Dia
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