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Actualizado: 15 de junio de 2025
Se me ha subido el almuerzo á la cabeza. ¡Ah! diablos; ¿y os habéis salido á tomar por estas calles un baño de pies? No; no, señor: me he ido al alcázar. ¿Y qué teníais vos que hacer en el alcázar? ¡Qué! ¿qué se yo? buscaba al cocinero de su majestad. ¿Y le habéis habido? Sólo he habido á su mujer. El cocinero se ha perdido. Pobre Montiño: le ha salido un sobrino que le trae de cabeza.
Las horas de la noche las pasó sin descanso alguno y como en delirio, que llegó al frenesí más subido cuando a la siguiente mañana nos dijeron que la vieja Carja había desaparecido, dejando muy mal olor de sus acciones, que quién las calificaba de hechiceras, quién las presentaba por de un espíritu malo.
Desnoyers había estado en casa de sus padres antes de dirigirse á la Capilla Expiatoria. Una entrada furtiva en el gran edificio de la avenida Víctor Hago. Había subido al primer piso por la escalera de servicio, como un proveedor. Luego se había deslizado en la cocina lo mismo que un soldado amante de una de las criadas.
Habíamos subido por el Oeste de la montaña, que es el lado por donde las hay mayores que ella, y el panorama con que me brindaba el Cura se veía por las otras vertientes; es decir, que era cosa nueva para mí y recién aparecida ante mis ojos.
Salomón, que era fino y discreto, creyó que el mayor obsequio que podía hacer a Guadé, mientras morase en su alcázar, y siendo ella de un moreno muy subido de punto, era darle para guardia de su persona a los filisteos que mandaba Mutileder, todos rubios, blancos y sonrosados.
Pero el Marqués, aun subido al palo más alto no llegaba a coger la barquilla del columpio, de modo que pudiera hacer fuerza para descolgarla. Que llamen a Diego... a Bautista... decía la Marquesa. ¡Sí, sí; que venga Bautista!... gritaba Obdulia recordando la fuerza del cochero.
Y estando en estas vacilaciones Cervantes, entre si acudiría en el momento a la casa de la hermosa indiana, o iría, para lo que se ha dicho, a buscar a su amigo el bachiller Carrascosa, entrose en el figón un hombre alto, con el sombrero de alas gachas echado sobre los ojos, subido hasta el sombrero el embozo de su larga capa, con botas altas de gamuza y larga espada, que bajo la capa se mostraba.
Apenas subido al trono el rey nuestro señor, me había nombrado su confesor; el papel que traía el superior en la mano, era una carta en que el mismo duque de Lerma me daba la noticia. Yo resistí... ¡Que resistísteis! ¡bah! de un confesor del rey sale un obispo, y de un obispo un arzobispo, y de un arzobispo un papa.
26 ¿No has oído decir, que de hace mucho tiempo yo la hice; que de días antiguos yo la formé? Ahora la he hecho venir, y será para destrucción de ciudades fuertes en montones de asolamiento. 28 He entendido tu estado, tu salida y tu entrada: y tu furor contra mí. 29 Porque contra mí te airaste, y tu estruendo ha subido a mis oídos.
Entonces, en cuanto se vio solo, De Pas subió corriendo cuanto podía, tropezando con troncos y zarzas, ramas caídas y ramas pendientes.... Iba ciego; le daba el corazón, que reventaba de celos, de cólera, que iba a sorprender a don Álvaro y a la Regenta en coloquio amoroso cuando menos. «¿Por qué? ¿No era lo probable que estuvieran con ellos Paco, Joaquín, Visita, Obdulia y los demás que habían subido al bosque?». No, no, gritaba el presentimiento.
Palabra del Dia
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