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Actualizado: 17 de septiembre de 2025
Se vuelve a ver niño, protegido, mimado por su hermano mayor; se vuelve a ver mozo, andando orgulloso del brazo de él; se vuelve a ver, de pie con él, junto al lecho de muerte de los viejos padres; se vuelve a ver con él, en el momento solemne en que, con las manos enlazadas, se prometieron no separarse nunca y no dejar que nadie se introdujese nunca entre ellos... ¡Y entonces!... ¡entonces!...
El espectáculo de la ciénaga de Sanaguare es admirable y solemne. ¡Qué soledad aquella!
Ha sido quizás una debilidad, pero en el momento solemne en que usted se encuentra, he creído, puesto que usted se niega a aceptar los consuelos de la religión, que por lo menos los de la amistad le ayudarían a hacer más soportable su situación.
El hombre da unos cuantos pasos, atraviesa una linde que es tierra tambien, y se halla desterrado y proscripto en la humanidad. ¡Ay! ¡cuántas lágrimas amarguísimas serian necesarias para purgar este inmenso pecado! Pero para algo muy grande, muy solemne, muy humano, muy caritativo, debe reservar estas cosas la justicia de Dios.
Las columnas de humo blanquísimo que suben en forma de corona desde el momento en que rompe su marcha majestuosa el tren, el vuelo solemne é imponente de su carrera, que parece conducir por el aire á los carruajes, tiene tambien su poesía.
La tía Eugenia y Máxima los contemplaban sonriendo maliciosamente. A las once se celebraba la misa solemne de la parroquia, y como ya habían repicado la segunda vez, todos en la casa se dispusieron a salir para oírla. La tía Eugenia, Andrés, Rosa, Máxima y un sobrinito que tenían consigo se echaron fuera de casa, dejándola cerrada.
Lo que ustedes hacen ahora nunca lo agradeceré yo bastante. Pero lo principal ya se ha logrado; la libertad del pensamiento vuelve a brillar en el Casino.... Mi aspiración se ha realizado. Ahora, por lo que a mí toca, señores, debo declarar que no puedo romper un voto solemne, un juramento... y no iré con ustedes, aunque bien quisiera.
Tan triste se puso un día pensando en estas cosas y tan al vivo se le representaban la próxima perdición de su querido hijo y las redes en que inexperto caía, que salió de su casa resuelta a implorar la misericordia divina del modo más solemne, conforme a sus grandes medios de fortuna.
Los nombres de Juan Huss y su discípulo Jerónimo de Praga, esos heróicos precursores de la Reforma que preparó el triunfo de la libertad de la conciencia, parecen vagar aún por todo el ámbito de la ciudad y darle no sé qué de solemne y melancólico. En la islita que he mencionado se encuentra una admirable enseñanza que no impresiona al vulgo de los excursionistas.
Por uno de ellos, más profundo y más íntimo, pero menos solemne, cada alma humana se pone en relación con su Hacedor y le busca, y tal vez le halla y hasta consigue unirse con él por inefable misterio.
Palabra del Dia
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