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Actualizado: 27 de octubre de 2025


Aquella carta era la que le había escrito doña Clara Soldevilla, acusando ante la Inquisición á Dorotea y á Gabriel Cornejo. Aquella acusación era gravísima.

¡ Ah! ¡una aventura como las de las comedias de Lope de Vega! dijo el rey . ¿Y esas dos voces eran de una dama y de un galán? Eran las de don Rodrigo Calderón y doña Clara Soldevilla. ¡Ah! ¿conque al fin la rigurosísima doña Clara...?

Desengañáos, doña Clara contestó el hombre ; vuestro padre, el buen Ignacio Soldevilla, está muy lejos, y aunque le llaméis, y aun cuando venga, vendrá tarde; toda la corte sabrá ya que la ingrata hermosura á quien llaman la menina de nieve no ha sido esquiva para .

El padre Aliaga había entrado en el alcázar por la puerta de las meninas. No había ido á él con el solo objeto de conocer á Dorotea. Nuestros lectores recordarán que en la carta que había escrito al padre Aliaga doña Clara Soldevilla, acusando á Dorotea y á Gabriel Cornejo, le había expresado el deseo de hablar con él para explicarle enteramente el contenido de la carta.

Cosas de mozos; se ha enamorado á bulto. Pues mirad: ha acertado en enamorarse, porque eso tiene ahorrado para cuando la vea el semblante. ¿Pero quién es ella? ¿habremos tropezado con otra pieza mayor? No por cierto; se trata de una doncella que, á pesar de su hermosura, nunca ha tenido novio. El nombre, tío Manolillo, el nombre. Doña Clara Soldevilla.

¿Y dinero para todo eso? Ya se te dará. ¿Y para cuándo ha de estar todo preparado? Para las doce de la noche. Estará. Pues adiós, que me importa no perder tiempo. Quede vuesa merced con Dios. Juara se alejó, y Quevedo se metió en el alcázar y se encaminó en derechura á la habitación de doña Clara Soldevilla. Doña Clara se ocupaba en arreglar su equipaje, cuando entró en su cuarto Quevedo.

Palabra del Dia

aprietes

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