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Actualizado: 21 de julio de 2025


Hemos procurado abarcar con una rápida ojeada la vida pública de las sociedades europeas en un espacio de dos siglos. Bastan estos ligeros trazos para delinear el triste fondo sobre que figuran las obras artísticas del período indicado.

Este joven intrépido, que se acercó al polo más que ningún otro mortal, al morir ganó la corona con que adornaron su tumba las sociedades científicas de Francia: el primer premio de geografía. En su relato, que encierra hechos tan terribles, hay uno conmovedor, el cual da la medida de los sufrimientos inauditos anejos á tal viaje: hablamos de la muerte de sus perros.

El medio, la raza y el momento son elementos de los cuales no se puede prescindir, lo mismo en la política que en las sociedades de recreo. El club empieza a animarse siempre después de las doce de la noche, llega a su período álgido a las tres de la madrugada, y desde esta hora comienza a descender. A las cinco o seis de la mañana se retiran todos santamente en busca de reposo.

El desparpajo del muchacho solía suscitar protestas, pero luego vencía la elocuencia de sus maliciosos epigramas y del retintín manolesco de sus gestos y acento. Empezaba entonces el llamado género flamenco a ser de buen tono en ciertos barrios del arte y en algunas sociedades.

Vuelven los días de jarana, y ya estamos suspirando otra vez porque se acorte la cuerda. Así somos, y así creo que seremos hasta que se afeiten las ranas». Es la condición humana. Así viven y se educan las sociedades dijo el Delfín . Lo que a no me gusta es que esto se haga por otra vía que la de la Ley.

Grinell ni al público norteamericano; organizóse otra con los socorros prestados por ciertas sociedades de Londres que tenían en mira, ó la propagación bíblica, ó una postrera investigación respecto al malogrado Franklin. Pocos viajes hay más interesantes que éste, y se explica á maravilla el ascendiente que el joven Kane había ejercido sobre todos.

Hay en nuestras sociedades enemigos muy espantosos, a saber: la especulación, el agio, la metalización del hombre culto, el negocio; pero sobre éstos descuella un monstruo que a la callada destroza más que ninguno: es la codicia del aldeano.

El progreso de los conocimientos positivos, la industria y la evolución incesante de las sociedades, modificaban la concepción de la vida y de sus fines. El hombre moderno, valiéndose de la crítica, tenía una idea justa de los límites de sus conocimientos. Ni soberbias, ni desmayos de humildad.

Dejemos las sociedades constituidas y lleguemos á las tribus nómades.

En efecto: todo lo que tienda a suavizar los contornos del carácter social y las costumbres; a aguzar el sentido de la belleza; a hacer del gusto una delicada impresionabilidad del espíritu y de la gracia una forma universa de la actividad, equivale, para el criterio de muchos devotos de lo severo o de lo útil, a menoscabar el temple varonil y heroico de las sociedades, por una parte, su capacidad utilitaria y positiva, por la otra.

Palabra del Dia

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