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Actualizado: 13 de junio de 2025


Y se alejó como un jabalí perseguido por la jauría entre silbidos y carcajadas, volviendo de vez en cuando la cabeza para escupirles el mismo esdrújulo injurioso. Las señoritas de Meré. En efecto, Emilita Mateo había logrado hacerse amar de un capitán del batallón de Pontevedra.

Unas rebotaban con silbidos extraños, y a veces pasaban como bandadas de pichones. No impedía aquello a los montañeses continuar el fuego; pero hubo necesidad de pararlo, porque toda la ladera se hallaba envuelta en un humo azulado que impedía ver.

Así como se oyen en gritos, silbidos y gorgeos las voces de todos esos idiomas misteriosos que hablan los animales de toda especie, del mismo modo se percibe en los corrillos y grupos humanos del jardin el acento de todas las lenguas europeas.

Cuando le parecía llegado el momento oportuno, o porque observase síntomas de cansancio en Pablo o por cualquier otra circunstancia que no está a nuestro alcance, se levantaba del asiento y hacía una seña con la mano a su amigo silbando al mismo tiempo. Y esto porque se entendían mucho mejor con silbidos que con palabras.

Dentro de unas horas el estorbo quedaría anulado, sin emoción y sin remordimiento, como deben hacerlo los hombres superiores. Un estrépito procedente de la vía férrea le sacó de estos pensamientos. Era un tren de soldados que avanzaba, como todos los otros, envuelto en gritos, aclamaciones y silbidos. Rodaba hacia Italia, en sentido inverso de los numerosos trenes que venían al frente francés.

Y á continuación había pasado el tren de soldados ingleses como una nube de gritos y silbidos. Atilio Castro dejó que se perdiese en el túnel el último vagón, y dijo con una sonrisa algo irónica: Esos silbidos parecen un comentario á tu hermosa frase; pero no hagas caso de opiniones groseras.

Rompió a tocar la música del trasatlántico una marcha de belicosa trompetería. Los pasajeros del castillo central admiraban los esplendores de la bahía. La muchedumbre emigrante, amontonada en la proa y la popa, gritaba sin saber por qué, deseando exteriorizar su alegría, saludando con una explosión de vítores, bramidos y silbidos a los buques inmóviles que quedaban atrás del Goethe.

Además, cuando hay algún motín en las calles por causas frívolas de nuestra vida económica, esa tropa es la que restablece el orden entre silbidos y pedradas, lo que proporciona el resultado saludable de que los hombres sean nuevamente odiados por las mujeres.

Bandadas increiblemente numerosas de papagayos de todas clases pasan atronando con su áspera gritería, que parece el eco de la voz del salvaje; y al traves de una vegetacion incomparable que constituye el fondo del inmenso cuadro, se desliza el Vapor, lanzando de tiempo en tiempo sus silbidos agudos y prolongados, cuyo eco repercuten las selvas y produce una sensacion indefinible de miedo y admiracion al mismo tiempo.

Resuenan silbidos, el señor que tiene firmeza de caracter vuelve la cabeza airado creyendo que le silban; se oye galopar de caballos, se nota movimiento; cualquiera diría que ha estallado una revolucion ó cuando menos un motin; no, la orquesta suspende el vals y toca la marcha real; es S. E. el Capitan General y Gobernador de las Islas el que llega: todas las miradas le buscan, le siguen, le pierden y aparece al fin en su palco y, despues de mirar á todas partes y hacer felices á algunos con un omnipotente saludo, se sienta como si fuera un hombre sobre el sillon que le espera.

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