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Actualizado: 16 de julio de 2025
Virrey y Hoidores de la Rl. Audiencia, siendo así que en su sentencia el Tribunal S.to intercedía para los dichos Jueces seglares orasen con el susodicho de clemencia y misericordia, y hauiendo estado el dicho judaizante asistido y perennemente y ladeado de personas doctas religiosas, que con su doctrina y zelo católico procurauan con toda solicitud se redugiesse a la verdadera ley evangélica de Jesu Cristo.
Tarde, cruel, ofreces tu clemencia, Pues no hay en quien usarla, que yo quiero Pasar por el rigor de la sentencia. Que consuelo amargo lastimero De mis padres y patria tan querida Causó el ultimo fin terrible y fiero. Dime, tienes por suerte aborrecida, Ciego de un temerario desvario, Tu floreciente edad, tu tierna vida?
Aquel era para mí el día de las ilusiones; todavía erraba mi fantasía en tan contrarios pensamientos, sin saber cuántas horas de la noche habrían corrido, cuando tuve otra aparición no menos extraña que la primera. Podrá el triste ser retirado de su tristeza, pero nunca el malvado de su maldad. Sentencia árabe.
Cuando le llevaron desde la media naranja ó gradería al centro del teatro para que oyese su sentencia, estuvo haciendo piernas, i debiendo durante la lectura permanecer en pie sobre la tarima, á poco rato se sentó en ella.
Y, sin embargo, don Restituto desmentía prácticamente la sentencia de la duquesa de Somavia, que todo rico es un ladrón. Don Restituto jamás había robado; o si había robado, robó sin enterarse, que para el caso es lo mismo.
Las dos extranjeras fueron inmediatamente notadas y apreciadas como merecían, por las treinta o cuarenta personas que constituyen una especie de tribunal misterioso, que sentencia a nombre de todo París, y cuyas sentencias son sin apelación.
Estando en forma de penitente con vela verde en las manos, se le leyó su sentencia con méritos, abjuró de levi y gravemente advertida, reprendida y conminada, fue condenada en un año de destierro en una Villa y que no salga del Reino, pena de doscientos azotes y en cien libras.
Después de haber esperado, después de haber querido esperar en la vida ¿qué obtenía de esto? ¡No una ayuda, sino el último desastre! La sentencia del poeta significaba que el segundo amor está condenado irremisiblemente, porque alucinarse con la profundidad del nuevo afecto no es posible para el corazón que ya ha visto la muerte del primero.
Quedo Cárlos con su muerte Príncipe y Rey de las dos Sicilias, y más después que el infeliz Coradino, último Príncipe de la casa de Suevia, roto y deshecho, vino preso á sus manos, y por su órden y sentencia, se le cortó la cabeza en público cadahalso, para eterna memoria de una vil venganza, y ejemplo grande de la variedad humana.
El sublime concepto que de ellas tenemos se cifra en cierta sentencia que Calderon, no una, sino varias veces, pone en boca de sus galanes: Que si el hombre es breve mundo, la mujer es breve cielo.
Palabra del Dia
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