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Actualizado: 16 de julio de 2025
Prefiero seguirte por el mundo, aunque no quieras; ser tu criado, verte... hablarte, mejor que enterrar aquí mi desesperación bajo millones. ¡Ah, niño! ¡niño mío!... ¡Cómo me quieres! ¡Cómo te adoro! Y cayó sobre él frenética de pasión, impetuosa, loca, apresándole entre sus brazos como una fiera.
O qué medio hay que nos cuadre? A una torre de mi padre Me pienso ir á esconder. Amigo, bien puedes irte, Que yo estoy tan flaco y laso De hambre, que un solo paso No puedo dar ni seguirte. Qué, no quies venir? No puedo. Si no puedes caminar, Ahi te havrá de acabar La hambre, la espada, ó miedo. Y voime, porque ya temo Lo que el vivir desbarata, O que la espada me mata, O que en el fuego me quemo.
Tuve que buscar apoyo en el respaldo del sofá. ¡Hay algo más que amor! dijo en voz baja, con dulcísimo acento. Si el amor lo fuese todo, yo podría seguirte hasta el fin del mundo, aunque tuviese que vestir harapos, porque mi corazón te pertenece. Pero ¿no existe algo más que el amor? No contesté. Ahora me avergüenzo de no haber asentido, de no haber facilitado sus esfuerzos con mis palabras.
Cierto que estás, amigo, muy donoso En pensar que tú muerto, quedaria Yo con tal quietud y tal reposo, Que de consuelo alguno serviria A la doliente madre y triste esposa: Pues en la tuya está la muerte mia, Seguirte tengo en la ocasion dudosa, Mira como ha de ser, Morandro, amigo, Y en el quedarme no me hables cosa.
Porque si nos atacan estoy decidido a hacerles frente. ¿Qué hacemos ahora, tío? Seguir adelante. Es preciso demostrarles a estos caníbales que no les tenemos miedo. Estoy dispuesto a seguirte. Te advierto que tal vez tengamos que disparar los fusiles. Ya sabes que soy buen tirador. Lo sé; eres el más hábil de todos nosotros. ¡Vamos, querido sobrino!
Por ti se siente Urbási capaz de los mayores sacrificios. Por seguirte lo abandonaría todo, e imitando a Savitri fiel consorte de Satyavat, acosaría sin temor a Yama, dios de la muerte, para sacarte de entre sus manos, como tú la sacaste a ella, y estrecharte luego apasionadamente en sus hermosos brazos. Al oír a Narada, el corazón de Morsamor latía y saltaba agitadísimo por júbilo inefable.
Palabra del Dia
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