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Actualizado: 13 de junio de 2025


Y se oía, como una risa, el canto del ruiseñor. ¡Tsing-pé! ¡Tsing-pé! dijo el gran mandarín, y dio dieciocho vueltas seguidas con los brazos abiertos, y se echó por tierra, con la frente a los pies del emperador. Y a los mandarines, arrodillados en el aire, les temblaba en la nuca la cola. La galería de las máquinas

Este, que ya le conocía de verle allí los días anteriores, no le puso tan mala cara como antes, porque recordó cierto diálogo que con su amo había tenido á propósito de aquella visita. Le había dicho que un joven vino á preguntar por él sesenta veces seguidas.

Mírela usted a la cara tres veces seguidas; diríjala usted la palabra con aquella educación, deferencia o placer que difícilmente pueden dejar de tenerse hablando con una hermosa; ya le cree a usted su don Amadeo, ya le mira a usted como quien le perdona la vida.

Las convulsiones producidas por el café se presentan con mas frecuencia en el período de escitacion, que en el de debilitacion, y son precedidas de pandiculaciones y seguidas de dolores quemantes y lancinantes, de movimientos congestivos en la cabeza; las convulsiones se agravan por la presion y por el ruido, ó por la aplicacion del calor esterior.

Rondaba en torno del albañil, esperando las migas de su pan, seguidas de patatas, y una vez satisfecha su hambre tendíase junto al chiquitín, acariciándolo con sus traviesas patas, frotándole la cara con el hocico húmedo. Las más de las noches dormíase Isidro abrazado a él. Un día, el pequeño vio salir a su madre desmelenada y vociferando, seguida de otras mujeres no menos trastornadas.

Miguel no los compadecía tanto, sobre todo desde que había estornudado cuatro o cinco veces seguidas.

Treinta y tres veces seguidas cantó la misma tonada sin cansarse, y el maestro de música y la corte entera lo hubieran oído con gusto una vez más, si no hubiese dicho el emperador que el vivo debía cantar algo. ¿El vivo? Lejos estaba, lejos de la corte y del maestro de música. Los vio entretenidos, y se les escapó por la ventana.

Hubiera renunciado a comprar algo en un sitio determinado, si tres veces seguidas la lluvia o cualquier otra causa enviada del cielo se hubiera opuesto a ello; y temido ver acaecerle la fractura de un miembro o algún otro gran infortunio a la persona que persistiera contra tales indicios.

Pero de interés, el hombre con quien se ha soñado veinte noches seguidas, eso no. Por lo tanto, su perfecta indiferencia a mi respecto, no es racional. ¿Qué ventajas, qué remota probabilidad de dicha puede reportarme constatar esto? Ninguna, que yo vea. María Elvira se precave así contra mis posibles pretensiones por aquello; he aquí todo. En lo que no tiene razón.

El tapiz carecía entonces de mérito, como todas las cosas que abundan. Los roperos de Valencia tenían en sus almacenes docenas de paños de la misma clase, y al llegar la fiesta del Corpus cubrían con ellos las vallas de los terrenos sin edificar en las calles seguidas por la procesión.

Palabra del Dia

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