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Y mientras estos tres oradores de plazuela desfogaban su elocuencia, en medio de las risotadas del auditorio, yacía el triste animal sin movimiento, la noble cabeza cogida bajo las varas del carro, echando en cada resoplido espumarajos sanguinolentos.

La palidez de la cara es sucia, las fuerzas están disminuidas, las secreciones aumentadas, escepto el sudor; hay á veces irritacion de la uretra, que produce disuria; la diarrea es persistente, frecuentemente con irritacion en el ano y espulsion de líquidos sanguinolentos ó espumosos.

Entró jadeando, fumando, escupiendo, con la seguridad insolente que su inmensa fortuna le había hecho adquirir. Hablaba poco, reía menos; emitía sus opiniones con rudeza y se dejaba adorar del corro de señoras que le rodeaba. Tenía las mejillas más amoratadas que nunca, los ojos sanguinolentos, los labios negros.

Calidades y condiciones mas características de los indios Pampas y Aucaces. Primeramente, son de estatura, por lo regular, dichos indios mediana, de cuerpo robusto, la cara ancha y abultada, la boca mediana, la cariz roma, los ojos pardos, y sanguinolentos, la frente angosta, los cabellos lacios y gruesos, la cabeza por atras chata.

=I.= Bronquitis; crup. La bronquitis propia de brionia tiene una tos por accesos, especialmente por la mañana, por la tarde, á media noche; es seca con esputos escasos, viscosos y aun sanguinolentos. Hay dolores lancinantes, una opresion que puede ser muy fuerte, y mucho eretismo y fiebre; la opresion, en fin, es intensa y vesicular.

Los vómitos son precedidos de calosfríos parciales y generales, y de flujo de saliva; cada esfuerzo corta á veces la respiracion; la materia del vómito es nula, las deposiciones son diarréicas y notables por una consistencia como resinosa, y de color gris, y por líquidos sanguinolentos algunas veces.

Era nervudo, cuadrado, velloso como una fiera, la cara cobriza, con rudas protuberancias y profundos surcos, los ojos sanguinolentos y la nariz aplastada, granujienta, veteada de azul, con manojos de cerdas que asomaban como tentáculos de un erizo que dentro de su cráneo ocupase el lugar del cerebro. A nada concedía respeto.

Y en el marco de una puerta apareció un espantable y grotesco personaje, un mascarón negro y rojo. Su avance entre las mesas fue acompañado de grandes risotadas y movimientos de repulsión de las señoras, que evitaban su contacto. Vestía una túnica negra, una especie de sotana con ancha faja de algas verdes, de la que pendían numerosos pescados crudos y sanguinolentos, procedentes de la cocina.