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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Igual reputación contaría en la villa de Lebrija Antonia Sánchez, mujer de Juan Gutiérrez Hidalgo, la cual durante mucho tiempo dedicábase á la especialidad de curar las quebraduras de brazos y de piernas con permiso del Licenciado Loaysa, y no obstante aquel el Licenciado Roxas, Teniente de Asistente, le prohibió que lo hiciese, por lo cual acudió al Cabildo, á fin de que le ratificara el permiso obtenido.
Secretario: D. Ricardo Gómez Martínez. Visecretario: D. Antonio Aparicio Sánchez. Tesorero: D. Evarísto Diez Hernández. Conciliario Eclesiástico: D. Juan Caballos Pérez.
Pero á él no le gustaba la profesión de soldado: se parecía á su madre. Y Sánchez Morueta, examinando al muchacho, reconocía que efectivamente había en él muy poco de aquella estirpe de guerreros.
El bastardo de Ceuta, del licenciado Juan Grajales. La venganza honrosa, de Gaspar Aguilar. La hermosura de Raquel, de Luis Vélez de Guevara, gentil-hombre del conde de Saldaña. Dos partes. El premio de las letras por el rey Felipe II, de Damián Salustrio del Poyo, natural de Murcia. La guarda cuidadosa, del divino Miguel Sánchez, vecino de la ciudad de Valladolid.
Hablaba ya de entender de la comedia, murmuraba de los famosos, reprehendía los gestos a Pinedo, daba mi voto en el reposo natural de Sánchez, llamaba bonico a Morales, pedíanme el parecer en el adorno de los teatros y trazar las apariencias. Si alguno venía a leer comedia, yo era el que la oía.
La respuesta no era dudosa. Con Dios se iban las almas después de los santos ejercicios. Sánchez Morueta hablaba de éstos. Los primeros días estaban dedicados á meditar sobre el pecado mortal, la muerte y el infierno. Después se meditaba con ayuda de aquel libro sobre la gloria eterna y la misericordia de Dios.
Últimamente, después que se hubo bien desahogado, se salió de la estancia sin dejar de ladrar y gruñir y vomitar amenazas de muerte. A la segunda vez que Sánchez le presentó el cartón no se satisfizo con esto. Lo cogió airado entre los dientes y en menos de un segundo lo hizo trizas. Sánchez comprendió que era necesario esperar que se calmase aquella cólera insensata.
Pudiera escribir un tratado del matrimonio más completo é interesante que el del padre Sánchez. ¡Con qué admirable habilidad iba descomponiendo y repasando cada uno de los términos del caso ético que cualquier amiga le presentaba! «Á tu marido, dices, no le gusta la ensalada de patatas... bueno.
Aquella tumefacción del paisaje era obra del hombre. La montaña se había formado espuerta sobre espuerta. A su sombra habían nacido Gallarta y la riqueza del distrito. Era la escoria de la mina de San Miguel de Begoña, la explotación más famosa de las Encartaciones: toda de mineral campanil y del más rico. Allí habían comenzado su fortuna Sánchez Morueta y otros potentados de Bilbao.
De él se tiraron sólo 25 ejemplares. Aviso a los bibliófilos del porvenir. La segunda época de la vida literaria de Pereda comienza en 1878, y abarca cinco largas novelas: EL buey suelto, Don Gonzalo González de la Gonzalera, De tal palo, tal astilla, El sabor de la tierruca y Pedro Sánchez.
Palabra del Dia
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