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Actualizado: 20 de junio de 2025
M. Mignet, que poseía una con otro título, Vida reservada del Señor Rey Phelipe 2.º, por Antonio Pérez, no dudó que el autor fuese realmente el ex-Secretario del Rey elogiado, y transcribió la relación de los últimos momentos del Soberano, porque se supiera que «la muerte no le quiso arrebatar antes de haberle hecho sentir que los príncipes y monarcas de la tierra tienen tan miserables y vergonzosas salidas de la vida como los pobres de ella.
Norteamérica está llamada a ser una federación, menos por la primitiva independencia de las plantaciones que por su ancha exposición al Atlántico y las diversas salidas que al interior dan el San Lorenzo al Norte, el Mississipí al Sur y las inmensas canalizaciones al centro. La República Argentina es una e indivisible.
La tía Etelvina, que acostumbraba pasar el día encerrada en su habitación, buscaba ahora la compañía de las jóvenes, y a menudo su rostro de piedra se contraía con una sonrisa al escuchar las salidas de la huéspeda. Hasta los criados servían con más agrado y eran más locuaces. No dejaba de sorprenderme, sin embargo, aquella alegría y aturdimiento de Gloria.
Espiaban desde allí las entradas y salidas de los pasajeros. Seguían con mirada de admiración la marcha rítmica de las señoras que surgían de las pequeñas viviendas para perderse en un dédalo de calles alfombradas, ascendiendo a los pisos altos del buque, que ninguno de ellos había alcanzado a ver, y de los que llegaban rumores de músicas y fiestas.
Desenfadada, tenía movimientos bruscos, salidas de tono violentas; era bromista de mal gusto, y necia, por consiguiente, y si se creía molestada, lanzaba la saeta de su sátira, sin cuidarse dónde hería, ni a quién hería.
Y para alejar las visiones de muerte fijas en su pensamiento, siguió con los ojos la marcha de los cisnes, ofreciéndoles pedazos de pan que les hacían torcer el curso de su natación lenta y majestuosa. El conserje y su familia pasaban el puente con frecuentes entradas y salidas.
Celosos y discretos obispos han hecho sin duda muy bien en suprimir estas discordancias o salidas de tono; pero lo esencial de la representación, que consta de procesiones y pasos, sigue todavía y hubiera sido lástima suprimirlo; hubiera sido un crimen de lesa poesía popular.
Cantó cuanto quiso, se guardó la pistola con aire de vencedor; pero luego, a la salida, en la negrura de los campos, cuando los atlots se dispersaban con auquidos de irónica despedida, dos certeras pedradas salidas de la sombra dieron con el bravucón en el suelo, y durante varios días dejó de acudir al cortejo por no mostrarse con la cabeza entrapajada.
Una valla de mampostería que llegaba a la altura del cuello de un hombre limitaba el corral por tres de sus lados. Esta valla estaba afirmada por gruesos postes unidos al balconcillo superior. A trechos abríanse unas salidas tan angostas que sólo podía pasar por ellas un hombre de lado.
Recuerdo que en una de las muchas salidas un genovés levantó el brazo y lo agitó como amenazándonos. Diez de nuestros muchachos le soltaron en el acto otras tantas flechas, y cuando descubrimos después su cadáver se vió que tenía ocho de ellas clavadas en el antebrazo.
Palabra del Dia
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