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Actualizado: 15 de junio de 2025
Todo este universo tan rico y tan vario, todos los seres grandes y pequeños, los astros como los insectos, tienen suspendida su existencia de un hilo muy delgado, el hilo de la conciencia. El mundo guarda mucha semejanza con un sueño, una quimera... Y de ese Dios creador de las cosas, padre de los hombres, ¿qué sabemos? Jamás sabremos nada.
Hay algunas tribus que ya no son salvajes, por su frecuente trato con nuestros compatriotas, que visitan el puerto de Deorj para adquirir conchas de tortuga, trépang, aves del paraíso, nidos de golondrinas, etcétera; pero los demás no tienen buena fama y algunos del interior son antropófagos. No ha mejorado, pues, nuestra situación. Tenemos nuestros fusiles y sabremos defendernos.
Con voz tierna, cuyas entonaciones musicales eran destinadas a dulcificar la significación de las palabras, como una buena salsa disimula un mal manjar, dijo: Tiene usted razón, María Teresa, de preocuparse únicamente de la salud del señor de Chanzelles. ¿Qué importa lo demás al lado de eso? Sabremos esperar con paciencia días mejores; seguiremos de novios un año... dos años si es necesario.
La dejaban atrás, se alejaban de ella: tal vez estaba allí la casa tan penosamente buscada. Puede que sea afirmó Cupido. Tal vez hemos pasado cerca sin verla y vamos abajo, hacia el mar... Y aunque no sea la casa azul, ¿qué? Lo importante es que allí hay alguien y vale más eso que errar en la obscuridad. Dame los remos, Rafael. Si no es la casa de doña Pepita, al menos sabremos dónde estamos.
En fin dijo mi amo , dentro de algunos días sabremos lo que ha de resultar de esto. Lo que ha de resultar ya lo sé yo observó Doña Francisca . Que esos caballeros, sin dejar de decir que han alcanzado mucha gloria, volverán a casa con la cabeza rota. Mujer, ¿tú qué entiendes de eso? dijo D. Alonso sin poder contener un arrebato de enojo, que sólo duró un instante.
Federico no lo sabrá; no lo sabremos más que yo y el intendente; en el sitio a que va las ventanas tienen estrechas rejas de hierro, por donde no se podría escapar ni un gato. ¡Ja! ¡Ja! ¿Por qué ocultaros lo que va a complaceros tanto como a mí?
En los versos a la poetisa peruana Amarilis dice así: "Dejé las galas que seglar vestía; ordenéme, Amarilis; que importaba el ordenarme a la desorden mía." Pronto sabremos lo que había de durar aquel orden en Lope. Trasládase a Toledo, en marzo de aquel año, y, por su correspondencia con el Duque, podemos seguir los preliminares, no sobrado místicos, de su dedicación eclesiástica.
Marenval hizo un signo de asentimiento. Luego preguntó: ¿Cree usted que nos perseguirán? Dentro de una hora lo sabremos. Pero eso no me inquieta. Corremos como el viento y no será un aviso del Estado el que pueda darnos caza. Esos ingleses saben hacer barcos, no hay que negarlo. Aquí tiene usted un navío de recreo que corre como un torpedero. ¿Mantendremos mucho tiempo esta velocidad?
Pero si suponemos que todo se altera, á un mismo tiempo, y en la misma proporcion; que todo el cielo, y todo cuanto hay en la tierra, hace su movimiento doblemente acelerado; pero de tal modo que la rapidez de nuestros pensamientos no haya crecido; entonces descubriremos una alteracion, que no sabremos si atribuir al mundo ó á nosotros: hallaremos una discrepancia entre la sucesion de nuestros pensamientos, y la de los movimientos; pero no sabremos si es que estos se hayan acelerado, ó que nuestro pensamiento sea mas tardo.
Palabra del Dia
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