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Actualizado: 22 de junio de 2025
Los dormitorios habían sido saqueados con más método, desapareciendo únicamente lo que no era de utilidad inmediata. El haberse alojado en ellos el día antes el general con todo su séquito les había librado de una destrucción caprichosa. El conde lo recibió con la cortesía de un gran señor que desea atender á sus invitados.
La marcha hasta el hotel iba á resultar interminable; todo Monte-Carlo presenciaría su paso. Se sintió triste, muy triste. Aquel oficial era su enemigo; ¡pero la muerte!... Alicia le inspiraba menos conmiseración. Sonrió con una sonrisa perversa al contemplar por última vez el carruaje y su séquito que iba en aumento. Como escándalo, no era flojo el que acababa de dar la duquesa de Delille.
Yo viajaba mientras tanto por América y Oceanía, haciendo quebrar una tras otra todas las grandes casas de juego. Los periodistas me seguían, formando un segundo séquito más numeroso que el mío.
Al novio le rodeaban hasta media docena de amigos: y si el séquito de la novia era el eslabón que une a clase media y pueblo, el del novio tocaba en esa frontera, en España tan indeterminada como vasta, que enlaza a la mesocracia con la gente de alto copete.
La escena siguiente nos ofrece á Federico de viaje para recibir á la prometida de su padre en los límites de ambos estados; encuentra un carruaje, próximo á despeñarse en un abismo, por haberse espantado los caballos; salva á la dama, que va dentro, y sabe de ella y de los demás caballeros de su séquito que es su futura madrastra.
Aquella primera noche, en vez de saborear la excelente comida que me habían preparado mis cocineros, dejé que los caballeros de mi séquito la despachasen a su gusto, bajo la presidencia de Sarto, mientras yo cabalgaba en compañía de Tarlein hacia la villa de Zenda y más particularmente hacia cierta posada que allí conocía.
5 y habló a Coré y a todo su séquito, diciendo: Mañana mostrará el SE
No en el día en que los españoles estamos harto abatidos, sino en los momentos ó en los siglos en que preponderábamos en el mundo, se le ocurrió á ningún español, que tuviera séquito y que valiera algo, el considerarse de una raza superior á las demás razas humanas, y el despreciarlas y humillarlas.
Y has de saber que, según la tradición entre la gente de esta hacienda, Herrera Goya, el Amo Viejo, como le llaman, maltrataba sobremanera a su extraño séquito; es más, lo martirizaba a cada momento.
Tras de haber andado varias veces con el séquito real recorriendo provincias, donde poco sería lo que pudiese aprender, acaso pensara, aunque era ya de cuarenta y nueve años, en viajar según su gusto, para estudio y deleite.
Palabra del Dia
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