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Actualizado: 6 de mayo de 2025
El senador Gurdilo, ansioso de venganza, insinuó á los periodistas que Momaren y Golbasto se habían batido de noche en la playa por alguna rivalidad amorosa, pues los dos, á pesar de su exterior solemne, eran unos hipócritas de perversas costumbres y tal vez se disputaban el monopolio de algún esclavo atlético.
Lo que yo he visto contestó Maltrana es la mirada de la señora del collar. Parece que se aburre al lado de tantos papelotes, y creo que mejor preferiría encontrarse al lado de usted charlando como la yanqui. ¡Ah, las mujeres! ¡su deseo de imitación! ¡su rivalidad instintiva! Esa señora no le vio en los primeros días, no existía usted para ella. Pero desde que anda con Mrs.
Cuando llegase la paz, no por esto se retiraría del mar. Quedaba mucho que hacer. Empezaría entonces la guerra comercial, la áspera rivalidad por conquistar los mercados de las naciones jóvenes de América. Planes audaces y enormes se esbozaron en su cerebro. En esta guerra tal vez fuese caudillo.
Además, me encuentran una cabeza de carácter; voy afeitado, y esto gusta a algunas personas más que los bigotes. Había desaparecido para los dos amigos todo afecto. Nélida estaba entre ellos fomentando un sentimiento irresistible de rivalidad. Creyó Fernando que debía romper para siempre con su compañero.
Semejante rivalidad, explotada por Ohando y los señoritos de su cuerda, terminó en un partido que propusieron los amigos del Cacho. El desafío se concertó así; el Cacho é Isquiña, un jugador viejo de Urbia, contra Zalacaín y el compañero que éste quisiera tomar. El partido sería a cesta y a diez juegos.
Niego, pues, ese desdén, esa rivalidad que entreveo que se nos supone, a los que escribimos en Madrid, contra los que escriben en español en otras ciudades, y singularmente en las de Cataluña. ¡Ojalá escribiesen allí cosas tan buenas que, sin excitar nuestra envidia, despertasen en nosotros emulación noble y nos moviesen a escribir con mayor tino, primor e ingenio que en el día!
El profesor sabía lo que representaba para Gurdilo esta segunda insinuación. El ser más odiado por él en todo el país era Momaren. Desde su juventud les separaba una rivalidad de condiscípulos. Gurdilo había aspirado luego al alto cargo de Padre de los Maestros, y era Momaren quien lo obtenía.
Examinaba todas las mañanas, con la atención de un médico que ausculta á un enfermo, aquel dique que debía obstruir el río de orilla á orilla y estaba sin terminar, primeramente por la distracción amorosa de sus constructores y después por su rivalidad mortal.
¿Cuál es? Cuestión de faldas. Una supuesta rivalidad, Sr. D. Gabriel. Dígalo usted todo de una vez exclamé sintiendo que se redoblaba mi coraje. Usted está celoso y ofendido, porque supone que le he quitado su dama. No le contesté. Pues no hay nada de eso, amigo mío. añadió . Respire usted tranquilo las auras del amor.
Condición tan desgraciada, poco haría temer ya a los turboletas o turbuletas de la rivalidad saguntina, mayormente en vista de lo que había valido a esta asolada ciudad la decantada amistad romana, y que su destructor Aníbal tramontaba los Pirineos y los Alpes en ademán de llevar igual suerte sobre la misma Roma. Pero.... eran otros los decretos del destino.
Palabra del Dia
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