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Actualizado: 18 de julio de 2025
Tal monte cuyas nieves y hielos aparecen en pleno cielo por encima de las nubes, tal bosque en el que el viento ruge, ó tal riachuelo que corre susurrante por prados y valles, han hecho con frecuencia mucho más que formidables ejércitos por la libertad de un pueblo.
Sigue el camino su curso hácia Granada por el fondo de un angosto y encantador vallecito, formado por el riachuelo llamado rio-de-Jaen, afluente del Guadalquivir, como todas las corrientes que median entre Sierra-Morena y Sierra-Nevada.
Se hallaba separado de ésta por una colina y ofrece, con la villa de las minas, notable contraste. Riega sus terrenos un riachuelo y lo fecunda y lo convierte en ameno jardín, donde crecen en abundancia los lirios silvestres, el jazmín y el heliotropo y sobre todo las rosas de Alejandría, que han tomado allí carta de naturaleza como en ninguna otra región de España.
Al llegar á la calle, sin detenerse un punto, dióse á correr por la margen del riachuelo en dirección á la montaña. «Después de todo, se iba diciendo, el conde aún no sabe quién es el amante de su mujer.»
Abandonó a su vez el cuarto y la hospedería y comenzó a remontar el curso del Aubette, siguiendo una estrecha garganta por donde corre el riachuelo bajo una bóveda de verde follaje, antes de arrojar sus aguas en el estanque de Val-Clavin. El lugar era solitario, cubierto de sauces, de abedules y de alisos, que habían crecido rápidamente en aquéllas tierras de aluvión.
La situacion de Zuric es muy pintoresca. Demora la ciudad hácia el vértice inferior del lago, dividida en dos partes por el Limmat, que se escapa del lago entre muelles, malecones y casas de baños, pasando bajo cinco puentes. La parte nueva, cortada en parte por canales del riachuelo Sihl, afluente del Limmat, es en lo general muy elegante.
Sin atender a que fuera o no prudente, Martín tomó el carricoche por el camino de Arneguy; atravesaron este pueblecillo que tiene dos barrios, uno español y otro francés, en las orillas de un riachuelo, y siguieron hasta Valcarlos. Catalina, al ver aquel espectáculo, quedó horrorizada. La estrecha carretera era un campo de desolación.
Alzando su arrogante figura de atleta frente á la de aquellos gorilas los estuvo contemplando largo rato sin pestañear. Después, como su oído experto le dijera que allá en la romería había algún tumulto, hizo seña á sus compañeros y despidiéndose de Demetria se alejó con ellos atravesando el puente y dirigiéndose á Villoria por la margen izquierda del riachuelo. Ya era tiempo de que lo hiciera.
Pedro tomó los remos, puso aquélla en movimiento y, abandonándola al hilo de la corriente, se dejó ir suavemente. Y por cierto que era encantador este riachuelo oculto bajo el follaje de los sauces y de los fresnos que festoneaban sus orillas. Únicamente habíase practicado acá y allá algún ligero claro para comodidad de los aficionados a la pesca.
Al poco rato, el revisor se alejó y volvió a reinar silencio en el coche. El valle se había cerrado aún más. Las faldas de los montes avanzaban casi hasta el borde de la vía, dejando poquísimo espacio de campo. A trechos, sólo quedaba la anchura suficiente para el paso del riachuelo que corría por la cañada.
Palabra del Dia
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