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Actualizado: 22 de julio de 2025


Los cuatrocientos caballos murieron todos, y su capitan Antonio en el mismo lugar donde de parte de su república retó á todo nuestro ejército, y le denunció la guerra: fin justamente merecido de un hombre tan arrogante y que tan fuera de toda razon rompió una guerra, y su pérdida fué aviso para los que ofrecen á los Príncipes empresas sujetas á la incertidumbre de la guerra, por muy fáciles y seguras.

Sabedor de que se celebraban estas justas, solicita mi señor la honra de medir sus armas con un caballero inglés que quiera aceptar su reto, ya rompiendo lanzas, ya combatiendo con espada y daga, maza ó hacha de armas.

A ver si hay un guapo que quiera pisarme el poncho. Esta invitación á «pisarle el poncho» era un reto á estilo gaucho para el combate; pero después de un corto silencio los parroquianos empezaron á hablar de otra cosa. Se asomó Torrebianca, al atardecer, á una de las ventanas de su casa, mirando con extrañeza los grupos reunidos en la calle. Su número había aumentado.

¿Despues? preguntó; despues, si ninguno de los filipinos se atreve á contestar al reto, entonces yo, Sandoval, en nombre de España recojo el guante porque tal política sería un mentis á las buenas intenciones que ella ha abrigado siempre en favor de sus provincias, ¡y porque quien de tal manera prostituye el cargo que se le confía y abusa de sus omnímodas facultades no merece la proteccion de la patria ni el amparo de ningun ciudadano español!

Bien poco trabajo le costó hacerse a la vida y costumbres de colegiala. Parte de esta fortuna se la debía a las condiciones de su carácter acomodadizo y placentero; algo al no muy estimulante recuerdo de su perdida libertad, y el reto a la feliz circunstancia de no haberse visto un solo día verdaderamente aislada en aquel hervidero de chicuelas de todas castas, edades, temperamentos y naciones.

Aquella es la mejor escuela para la gente joven. Allí está el reto del mar al hombre, la lucha en que los fuertes conviértense en fortísimos. La grande gimnasia naval ha de verificarse en esos parajes entre normandos y bretones.

Trescientos cuarenta y un caballeros tenemos hoy en Burdeos, y ya se han recibido trescientos cuarenta carteles aceptando el reto. El único que falta es el de Sir Mauricio de Ravens, á quien la gota tiene clavado en el lecho.

El aspecto, la voz, el enérgico desprecio de aquel reto sobrecogieron a Jacobo por un momento; recobrando, sin embargo, bien pronto su audacia, replicó lleno de rabia: ¡Que la presente si quiere!... ¿Dónde tiene las pruebas?... En su poder las tiene... Suficientes para alcanzar un divorcio: bastantes para hacer poner el capuchón... a cualquiera que lo merezca... ¡María!

Sus negros ojos brillaban, relucían, chispeaban, parecía que llevaban en una expresión de reto continua, persistente, indomable. Su paso no era lento, grave y acompasado, sino vago, indecisivo, maquinal, nervioso, por decirlo así.

Ejemplo desto tenemos en don Diego Ordóñez de Lara, que retó a todo el pueblo zamorano, porque ignoraba que solo Vellido Dolfos había cometido la traición de matar a su rey; y así, retó a todos, y a todos tocaba la venganza y la respuesta; aunque bien es verdad que el señor don Diego anduvo algo demasiado, y aun pasó muy adelante de los límites del reto, porque no tenía para qué retar a los muertos, a las aguas, ni a los panes, ni a los que estaban por nacer, ni a las otras menudencias que allí se declaran; pero, ¡vaya!, pues cuando la cólera sale de madre, no tiene la lengua padre, ayo ni freno que la corrija.

Palabra del Dia

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