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Actualizado: 23 de junio de 2025


¡Qué larga se les hizo aquella noche! ¡Cuántos proyectos, qué de remedios imaginó Pepe, y con qué crueldad le dijo la razón fría que eran todos irrealizables!

No os han enternecido ya los llantos Deste pueblo lloroso y afligido, Ni la sagrada voz de nuestros cantos? Antes creo que se han endurecido, Qual se puede inferir de las señales Tan fieras como aqui han acontecido; Nuestros vivos remedios son mortales, Toda es nuestra pereza diligencia, Y los bienes agenos nuestros males.

La herida de la cabeza resultó insignificante, y lo del brazo ni siquiera llegaba a dislocación del hombro. Lo peor era la sangre perdida que le debilitaba mucho, y lo que pudiera haber de conmoción cerebral, aunque era buen síntoma lo dócil que iba mostrándose todo el organismo a los remedios que Neluco le aplicaba.

Eres, por ejemplo, mentiroso. Los males que nazcan de tu pecado debes remediarlos hasta donde te sea posible y lícito, esto es, sin cometer pecado nuevo para remediar el antiguo. Dios, para hacernos patente la enormidad de nuestras culpas, consiente á veces en que nazcan de ellas males cuyos humanos remedios son peores.

Cuidaban de los enfermos con aquella asistencia que las circunstancias permitían; la falta de médico la suplían con enfermeros, que llamaban curusuyás, que a lo más sabían sangrar y aplicar algunos remedios que el padre le decía eran buenos, o a ellos les parecía lo eran.

Mi Remedios sólo es una muchacha de pueblo y el diputado querrá una señorona de Madrid. Rafael hacía tiempo que conocía el designio de su madre. El no quería a aquella gente. El padre, a pesar de pegajosa afición a ofrecerle planes, le era simpático por el respeto que mostraba hacia su familia.

Ahí donde le ve usted, con su cabecita blanca y sonrosada como un polluelo de cría, que aún parece más pequeña sobre el corpachón enorme, ¡lleva cada cosa dentro de ella...! Ha hablado mucho en Madrid, y los papeles impresos se ocupaban de él como si fuese el Guerra. Su sabiduría encuentra remedios para todo. ¿Le hablan de la miseria que hay en el mundo?

Pero Dios Nuestro Señor, con las dulzuras y remedios del cielo, de que en lances tales suele ser liberalísimo con sus siervos, le confortó de tal manera, que en brevísimo tiempo pudo levantarse y volver á las tareas primeras.

Como había visto muchas tierras y estudiado muchos libros, sabía un poco de todo cuanto había que saber, y daba remedios, y aun los vendía, al «desbarate», por supuesto, para toda casta de enfermedades... y de contratiempos, porque, en su opinión, nada existía verdaderamente incurable, sabiendo buscar a las cosas su motivo, como lo sabía él, por haber estudiado muchos libros y haber corrido muchas tierras.

Desde dos médicos que venían a bordo, basta el último pasajero, todos ideamos veinte remedios diferentes sin resultado. El pobre pájaro murió un instante después.

Palabra del Dia

rigoleto

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