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Actualizado: 12 de junio de 2025
Mas deslumbrado por el brillo de algunas peluconas, que al descuido y con cuidado le puso entre las manos el preso, acabó por ablandarse y correr cerrojos y abrir rejas. Eran las siete de la noche.
Quando van estos por la calle, los dos piensa, pero se distinguen, en que Crisias piensa en las ventanas, en los balcones, en las rejas, y otros objetos que se presentan á sus ojos, y son bastantes para entretener su fantasía.
Deteníanse los carros ante la puerta, todas las rejas de la calle tenían cabalgaduras atadas a sus hierros, y dentro de la casa sonaba el zumbido de la rústica aglomeración.
Don Juan se encamina al lugar señalado, y coloca su caballete detrás de una ventana con rejas, desde donde puede ver al original, que ha de ser retratado, sin miedo á que le descubran. ¿Quién podrá describir su asombro, cuando reconoce en él á Serafina?
Todos los pisos bajos son tiendas, apenas hay rejas. ¿Cómo se las arreglarían ahora aquellos galanes? ¡Qué cosas se les ocurrirían a Villamediana y a Quevedo, viendo este Madrid, que tiene la Plaza de Oriente al Norte, la estatua de la Comedia delante del teatro italiano, y aquí en la Plaza de la Constitución la estatua de un rey absoluto! ¡Cuánto disparate!... Pero, ¿no vendrá esa chiquilla? ¿Se estarán burlando de mí?
He propuesto que se le haga pasear por París, antes de enjaularla entre las rejas de Sión; pero hay que esperar que esté vestida decentemente y libertada para siempre de aquellas galas enmohecidas en un armario, y que llevaba, sin duda, la señorita de Boivic hace treinta años. Máximo de Cosmes a su hermano. 15 de julio.
"No entiendo cosa de cuantas me decís, chica ni grande." "Pues este libro las dice me respondió , que se llama Grandezas de la espada, y es muy bueno y dice milagros. Y, para que lo creáis, en Rejas, que dormiremos, esta noche, con dos asadores me veréis hacer maravillas; y no dudéis que cualquier que leyere en este libro matará a todos los que quisiere."
Esto es imposible; pero lo que no es imposible es la igualdad ante la ley. Nueva retirada, nueva trinchera; vamos allá. La ley dice: el que contravenga sufrirá la multa de mil reales, y en caso de insolvencia diez dias de cárcel. El rico paga los mil reales, y se rie de su fechoria; el pobre que no tiene un maravedí, expia su falta de rejas adentro. ¿Dónde está la igualdad ante la ley?
Ciérrense esas rejas al punto, y vamos a trabajar y a rezar... Inés, te lo repito, respira tranquilamente. Con tal que no vuelva a repetirse... Oyéronse voces de las muchachas, que si no de alegría y completa bonanza, indicaban que el temporal iba pasando. D. Diego me dijo: Vámonos, no sea que mi madre quiera salir por aquí y nos sorprenda. Nos apartamos de allí. ¿Qué te parece lo que hemos oído?
Al encontrarme en la calle miré a las rejas y las vi cerradas. Atormentado por el recuerdo de lo que había visto y oído, revolviendo en mi cabeza pensamientos de venganza, proyectos de barbarie, y no sé qué ideas impías y locas, dije para mí: Ya no me queda duda. Mataré a ese maldito inglés.
Palabra del Dia
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