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Actualizado: 28 de junio de 2025


Cuando volvían de la excursión de caza ó de la batalla, se regocijaban oyendo el murmullo del arroyo y el acompasado y monótono ritmo de las gotas que caían; lo mismo que el leñador al volver á su cabaña, miraban con piedad nuestros primeros padres los pilares de la gruta bajo los cuales descansaban sus mujeres y en donde habían nacido sus hijos.

Fue una amistad espiritual, en que no se trataba otro asunto que el del servicio de Dios, en que se pasaban largos ratos hablando dulcemente de las cosas del Cielo. Ni faltaban tampoco en sus coloquios algunas bromitas inocentes que los regocijaban por breves instantes.

Los que habían perdido en los días anteriores se regocijaban con una alegría de venganza. «¡Qué tarde!... ¡Esto se ve pocas vecesSonreían dándose con el codo al notar las idas y venidas de los inspectores, la presencia de altos empleados que se esforzaban por ocultar sus impresiones, la cara larga de los que volvían de la caja central con nuevos paquetes de placas de mil francos para pagar á aquella señora que por tres veces había dejado á la mesa sin dinero.

Y don Matías seguía así con una velocidad de galápago, hasta contar una anécdota de una vulgaridad aplastante. Como hombre de poca delicadeza natural y de cultura rudimentaria, no era, ni mucho menos, un modelo de discreción, y a veces tenía salidas de patán que le regocijaban muchísimo.

4 Han hablado palabras jurando en vano al hacer alianza; por tanto, el juicio florecerá como ajenjo en los surcos del campo. 5 Por las becerras de Bet-avén serán atemorizados los moradores de Samaria; porque su pueblo lamentará a causa del becerro, y sus sacerdotes que en él se regocijaban por su gloria, la cual será disipada.

7 cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios? 8 ¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba por fuera como saliendo de madre; 9 cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad? 10 Y determiné sobre él mi decreto, y le puse puertas y cerrojo,

Insultaba á los croupiers, invitándoles á salir á la plaza, mientras distendía sus bíceps de boxeador; era preciso llamar á uno de los altos directores para que le apaciguase con todas las reflexiones paternales que merece un cliente asiduo. Este hombre, que en su juventud no había creído en Dios ni en el diablo, vivía sometido á supersticiones que regocijaban á Castro.

Mi madre y mi hermana han llorado durante dos años; yo he padecido torturas inconcebibles, mientras los verdaderos culpables se regocijaban por mi pérdida y se reían de mi vergüenza. Son unos monstruos y quiero castigarlos.

Palabra del Dia

rigoleto

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